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–¿Estás segura de que quieres que te deje aquí? –me preguntó Alba por quinta vez mientras aparcaba frente al bar de su padre –Podría llevarte a tu departamento.

–No te preocupes, de todas formas quedé con María aquí en el bar –alzó una ceja –¿Qué?

–¿María?

–La guitarrista de la banda –dije, pero ella seguía sin entender –¿La chica rubia que parece que está loca?

–Ah, María –soltó una pequeña risa –Ya me acuerdo de ella. Antes de que me fuera a Canadá, la primera vez que me vio empezó a ligar conmigo.

–¿Ella qué? –no debería estar celosa, lo sé, es patético, pero la idiota de María se atrevió a ligar con mi mujer antes de que yo lo hiciera y eso me enfada un poco –¿Te... ella hizo eso?

–Sí, fue muy gracioso –quitó las manos del volante –Ella estaba ofreciéndome una noche muy agradable en su departamento, después llegó Miguel Ángel y juró que estuvo a punto de desmayarse.

—Zorra... —no pude evitar gritar un poco —Ops —tapé mi boca con mis manos —Lo siento, lo siento. Olvida lo que acabo de decir.

—Natalia, ya estoy muy acostumbrada a oírte decir palabrotas. Es decir, pasamos la mayor parte del tiempo juntas —dio un ligero toque en mi nariz —Tranquila.

—Vaya, soy muy grosera, ¿eh?

—Un poco, pero no me quejo. Eres una mujer increíble y aventurera —me acomodé en el asiento para estar más derecha.

—bueno, soy un gran prospecto —le guiñé el ojo —Deberías animarte.

—Lo pensaré —rió.

—¿En serio?

—No. Ahora bájate y ve con María —se estiró sobre mi cuerpo y abrió la puerta del coche —Andando, igual encuentras a otra loca rubia que quiera estar encima de ti.

—Creo que la Alba celosa es mi Alba favorita, guapa —me incliné un poco y besé su mejilla, haciéndola sonrojar —Nos vemos por ahí.

Me bajé del coche y cerré la puerta, pero antes de irme me recargué en la ventana y observé fijamente a Alba.

—¿Me acabas de dar un beso en la mejilla? —con cada segundo que pasaba, sus mejillas se iban volviendo cada vez más rojas.

—Sí, y déjeme decirle que usted tiene la mejilla más suave del mundo, doctora Martínez —sonreí de lado.

—¿Has besado muchas mejillas?

—Unas cuantas —me encogí de hombros —¿Por? ¿Te interesaría saber cuántas han sido?

Estaba jugando con fuego en estos momentos, pero si en algún punto me llegaba a quemar, definitivamente no me arrepentiría de nada. Ver a Alba no incomodarse por el hecho de que estuviera tirándole fichas me animaba a hacerlo aún más.

—N-no —murmuró —¿No deberías entrar ya? —señaló a puerta del bar.

—¿No deberías arrancar ya? —le respondí sonriéndole.

—L-lo haría si no estuvieras parada encima d-de mi coche —tartamudeó un poco.

—Eres adorable, cariño —agachó la mirada —Oye, ¿y si me acompañas a Madrid? —le pregunté segundos después.

—No estoy muy segura, Natalia. Tengo que hacer muchas cosas para el hospital, lo siento mucho —esta vez quien agachó la cabeza fui yo.

Algo dentro de mí realmente esperaba que Alba aceptara acompañarme. Sobre todo después de lo que le había contado en el hotel cuando ella estaba abrazada a mí.

IT GIRL | albalia fanfic |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora