Capítulo 14

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CAPÍTULO 14

Se dirigió a su camarote con rapidez, cada paso era seguro y vital, no obstante miraba sobre el hombro, buscando a quién lo apuñalaría por la espalda, como en los viejos tiempos. En este caso estaba en juego la vida de Cristal, algo que creyó podría evitar caminando solo. Tenía que buscar entre sus cosas, lo que le permitiría pedir ayuda, un recuerdo de su antigua vida. El camarote estaba en sombras, el efecto lo daba que las cortinas estuvieran echadas y sólo hubiera una lámpara encendida, exactamente como lo había dejado, pero algo había cambiado en el ambiente de la habitación, una presencia fría y con una emoción contenida se hacía sentir en el aire que se respiraba. Con prisa fue directamente a una de sus maletas, por mucho que hubiera deseado no tener que volver a utilizarlo hasta poder entregarlo a su nuevo dueño, lo tomó con reverencia, su legado; ahí estaba su pasado, su vida. ¡Para lo que existía! Quito la tela blanca que lo cubría, dentro había una manta de ceda pura, color rojo sangre, con inscripciones bordadas en hilo de oro. Lo único puramente estético, ese hilo contaba la historia de su familia, la lucha por sobrevivir, por lo demás era ordinario a los ojos de cualquiera que mirara, una piedra común y corriente envuelta en un manto de ceda. Un viento se levantó en la habitación moviendo la seda y las cortinas.

Una forma de apresurarlo a que dijera las palabras que le invitarían de forma segura al dialogo. Esa piedra que para otros sería común, era una herramienta que pasó de generación en generación, los símbolos de su familia estaban en la tela, como letras contando una historia y en ese momento se convertiría en llave.

La piedra era un cristal de diferentes colores y sin forma alguna para poder comparar, una piedra de su hogar, de su lugar de origen. Una llave que le permitía unirse a ese mundo mágico al que pertenecía, sin importar la parte del mundo en que estuviera. Sabía muy bien que no tenía oportunidad de volver a ser el mismo de años atrás, su fuerza vital estaba disminuyendo, pero lo bien aprendido nunca se olvidaba, más su necesidad era grande. Esperaba que el llamado no tuviera que ir muy lejos, aunque por el viento en la habitación, juraría que estaban esperando por él. Colocó las manos sobre la mesa al lado del paño bordado, allí busco dentro de su ser la iluminación y el permiso de su Creador para tener su gracia en lo que iba a hacer. Cuando sintió el calor por su cuerpo, recorriendo cada una de las extremidades, despertándolo una vez más a la magia que había dejado atrás cuando comenzó su búsqueda, demostrándole que no estaba solo en ese viaje hacía lo conocido. –Ehktum... Chetey... Argotet... Burquei... Gorrrdum... – Ante la última palabra la piedra comenzó a dar luz propia, el cristal comenzó a cobrar vida, se movía de forma elástica, aunque era sólida, seguía las órdenes de su dueño. Creando una luz etérea que iluminaba y ahuyentaba toda sombra que existía en la habitación. Era un lugar seguro en el que poder hablar, un lugar donde los caídos, no podían entrar sin invitación.

Entre el cielo y el infierno (Libro 1: La tierra)Where stories live. Discover now