15 días después...
El tiempo en el cielo parece ser incluso más lento que el infierno. Porque no sabemos cuándo Los Mayores atacarán. O si lo harán.
Últimamente todos están más nerviosos, más paranoicos y tensos. Incluso llegue a sorprender a Violet mirando al cielo con angustia, como si temiera que en cualquier momento nos abordarán. Y no puedo evitar sentirme culpable. Una parte de mí se arrepiente de la decisión tomada. De esperar. Pero está hecho. Y si de algo tengo que estar agradecida, es por la compañía. Saber que no estoy sola. Qué mí familia está a salvo...por ahora.
El constante pensamiento de que algo les pueda ocurrir, me das escalofríos. Y aún más sabiendo que hay un asesino entre nosotros. Un maldito que mato a mí pequeño blanco. Recuerdo el pequeño funeral que organizamos para él. Donde solo había cenizas, porque no había nada que poder rescatar. De lo que quedó de él.
Me estremezco por el recuerdo de su pequeño cuerpecito totalmente irreconocible.
Quien quiere que lo haya matado, no quería arriesgarse a que sobreviviera.
Aprieto las sábanas de mí cama y calmo mí agitada respiración. Lo vengare, pero no puedo permitir que el dolor me consuma de nuevo. Debo ser fuerte.
Ojalá Orión estuviesen conmigo. Pero jamás apareció, no desde aquella vez en la oficina de mi padre. Me angustia pensar que algo pudo haberle pasado, pero algo me dice que está bien. Y aún así, él no vino. Hago una mueca. Cuando lo vea, lo golpeare. Fuerte. ¿Qué demonios le sucede? Soy su compañera, él es el mío. Mí corazón sufre por él. Mí alma grita por su presencia. Sé que no podré estar mucho más tiempo así. Cuanto más lo ignoro, más grande se hace mí necesidad de él, más fuerte me golpea. Lo amo tanto que me duele. Pero no se como arreglar esto.
Nada de esto.
Doy vuelta en mí cama y siento los ojos de Lucifer sobre mí.
El señor del infierno está sentado sobre aquel sofá a metros de la cama y ya parece haberlo convertido en su trono personal.
Él estuvo muy silencioso las últimas semanas, incluso llegue a preocuparme. Pero no puedo perdonarlo por aquel beso. Simplemente no puedo. Pero...es el único con el que puedo estar sin sentir que deba hacer algo. El único con el que puedo estar en silencio sin preocuparme. Claro que el vínculo no ayuda mucho. Cada día se hace un poco más fácil saber que siente...e incluso lo que piensa.
Y me aterra. Me aterra sentir esto con alguien con el que no quiero sentir nada. Con la persona equivocada. Y mí cuerpo lo sabe. Mí alma lo sabe. Me grita que no debo estar atada a él. No lo reconoce.
Me cubro los ojos con la parte posterior del brazo y me preguntó si Uriel estará igual de preocupado por mi decisión. Si se arrepiente de haberme hecho caso.
- Puedes hablar conmigo, querida. - la voz de Lucifer me llega, profunda y oscura. - Tus emociones me vuelven loco.
Gruño y lo miro de reojo. Pestañeo sobre sus aún más degradadas alas, las que ahora parecen huesos cubiertos de polvo negro y tela desgarrada colgando.
- No es mí maldita culpa. Yo no pedí este vínculo. - aprieto los labios, pero me doy cuenta que es el momento perfecto para interrogarlo. -¿Alguna vez te has equivocado al esperar un movimiento enemigo?
ESTÁS LEYENDO
Pacto Final (Libro 3) [TERMINADO]
Teen FictionTercer y último libro de la Trilogía El Pacto.