Natalia removía el café de su taza con la cuchara para después beber un sorbo mientras escuchaba a los chicos hablando de sus cosas en el sofá. Ella estaba desayunando en la mesa hasta que oyó el timbre de la puerta.
—Ya voy yo. —Se levantó de la silla y vio por la mirilla a una chica morena, de cabellos oscuros. Frunció el ceño pero acabó abriendo la puerta—. Mhm... ¿Hola?
—Mhm... ¿Eres Natalia?
—Sí. ¿Quién eres?
—Oh, yo soy África. Soy amiga de los chicos.
—Ah, sí. Me suena tu nombre. Pasa. —se hizo a un lado para que pudiera entrar.
Los chicos se levantaron rápidamente del sofá y fueron a abrazarla.
—¡África! ¿Qué haces aquí? —dice Damion.
—Venía a haceros una visita. He traído churros para desayunar aunque creo que he llegado un poco tarde.
—Sí, bueno. Yo ya no tengo mucha hambre.
—¿No? Pues yo sí. Trae. —la chica con flequillo le arrebató la bolsa de las manos.
—Oye.
—¿Qué? ¿No los has comprado para mí también?
—Bueno, sí. Pero yo también quiero.
—Perfecto. —la pelinegra dejó la bolsa sobre la mesa y se dirigió a la encimera de la cocina, que estaba conectada con el salón/comedor—. ¿Café, colacao?
—Soy más de Nesquik.
—Me ofendes.
—De todas formas prefiero el café.
—Genial. —dijo enchufando la cafetera y colocándola debajo, esperando a que se hiciera el café. Una vez terminado se lo llevó a la mesa donde estaba sentada la chica y ella ocupó la silla de enfrente.
—Gracias. —agradeció con una pequeña sonrisa mientras sacaba un churro de la bolsa y lo mojaba en el café.
—Oh, mierda. —se quejó Natalia—. Podría haber hecho chocolate caliente. Así seguro que estaba más rico.
—Pero hubiera tomado más tiempo. No importa.
La contraria se encogió de hombros y mientras cogía un churro y hacía lo mismo que la contraria.
—Por dios, África.
La chica alzó la mirada con el ceño fruncido.
—¿Qué?
—¿Cómo puedes comer así de bien? Yo parezco una puta cerda.
—Yo qué sé, tía. Qué me estás contando.
Al cabo de una media hora, la chica se fue agradeciéndole a todos por haberla dejado pasar un rato allí. Al cerrar la puerta, Natalia se giró para poder ver a sus nuevos amigos.
—Pues me ha caído muy bien vuestra amiga.
—¿Kamiga? —dice Joan haciendo reír a Miki a carcajadas hasta que logró tranquilizarse.
—Se te ha notado bastante. —suelta Miki.
—¿El qué?
—El encoñamiento, hija.
—¿Pero qué dices?
—"Por Dios, África. ¿Cómo puedes comer así de bien? Yo parezco una puta cerda". —citó Miki imitando su voz para luego aplaudir—. Wow.
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ೃೀ I wanna hold your hand ೃ✧
Romance╭────╯•✾•╰──────────────╮ María, madrileña que vive Nueva York y es amante del arte, conoce a Sabela, gallega y música que se muda a esta gran ciudad con sus amigos para compartir sus canciones como banda al resto del mundo. ╰────╮•✾•╭──────────────╯