Capítulo 63: Guerras para el mañana

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*Nadie está narrando*

El sol nace nuevamente en el horizonte, los Alphas ya reunidos se desplazan hacia Zúniram, donde consolidaran un plan de ofensiva y defensiva.

Si no fuera por tu hechizo de bloqueo, la bruja de la aldea nos hubiera llevado a tus tierras sin transitar tan largas horas por carretera—refuta Adam por el comunicador.

—No sufras, mis tierras no están tan alejadas—responde el vidente de igual forma.

Cada Alpha dispone de una camioneta con blindaje, tanto común como sobrenatural.

Tus tierras son extensas, más grandes que las del concejo—Joey comunica mientras observa a través del cristal polarizado.

—Parte de las tierras fueron robadas durante el anterior liderazgo y aunque quise devolverlas, estás ya le pertenecen a la manada—informa Danny por el comunicador.

—Parece que tu manada nos espera—enuncia Adam mientras detiene su auto, junto con los demás. El primero en bajar es el vidente, seguido por Edwin y Adam.

Un grupo de rastreo conformado por seis hombres bloquea el camino que adentra en el bosque. Los hombres y mujeres al ver al vidente inclinan su cabeza.

—Alpha—emitió uno de ellos.

— ¿Sucedió algo?—pregunto Edwin.

—No señor, todo se encuentra en orden, solo que las camionetas alertaron a los centinelas—hablo una mujer de cabello rojizo.

—Ellos son los Alphas de las tierras de Price, quienes conforman el conejo de la gran mesa—presentó Danny—un enemigo potencial se oculta en nuestras tierras y tras ciertos diálogos, decidí que la mejor opción, en la cual ambas partes saldrían beneficiadas, sería el trabajo en equipo. Esto no quiere decir que somos aliados; No existe ningún trato de paz, ya que a mí se me expulsó de sus tierras por terceras cuestiones.

—Bien, Alpha—hablo la pelirroja.

Los rastreadores cambiaron y en cuatro patas se adentraron en los bosques dejando a las camionetas transitar por el largo camino que se adentraba en un frondoso bosque. Pasadas unas horas lograron llegar a los terrenos donde se encuentra la gran casa.

Los autos se estacionaron, la manada se alertó y los cachorros fueron llevados a la gran casa donde estarían seguros ante cualquier pronóstico. El primero en tocar tierra fue Danny.

—Les pido mantengan la calma y regresen a sus labores, todo se encuentra en orden—calmó el vidente a su agitado pueblo.

— ¿Por qué hay otros lobos en nuestras tierras, Alpha?

—Hay un mismo enemigo en común, el cual amenazó mis tierras y las del consejo de la gran mesa—los hombres bajaron de sus camionetas—por dicha razón se ha establecido una tregua temporal para dar caza a este ser sentenciado al exilio perpetuo de este plano terrenal por el consejo de las tres arcos.

—Señor, desea que preparemos una cabaña para ellos—una mujer se acerca con rostro sereno.

—Sí, gracias—el vidente se dirige hacia los Alphas—no puedo ofrecerles demasiada comodidad, pero no pasaran frío esta noche.

— ¿Dónde dormiremos? —preguntó Soul.

—En el granero, espero no le vean imprudente—comentó el vidente esperando lo mejor de los temperamentales hombres.

—Ya que no hay de otra—motivó Daniel, la nueva cabeza la de gran mesa.

—Si él está de acuerdo, nosotros igual—lo siguió Joey.

Videns ©  ||En edición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora