Las vacaciones de Stiles Stilinski se mantenían en sintonía a todas las demás: él siempre está encerrado en su habitación esperando a que Scott llegue a su casa, o tan solo ve como sobrevivir un día extremadamente aburrido.
Pero este año era un poco diferente, ya que tenía más encuentros con su -no oficializada- novia, Lydia Martin. Una chica de ojos marrones casi verdes, un cabello pelirrojo poco fugaz, midiendo 1,60 y con unos gritos que no parecen salir de su estómago, ella es una criatura más de Beacon Hills; una banshee. A Stiles se le hacía indiferente que su nueva novia pueda ver las muertes antes de que sucedan, pues, este estuvo enamorado de ella desde el tercer grado (según lo que él mismo dijo).
Entonces, con Lydia a su lado, el de cabello castaño pasaba unas más entretenidas vacaciones. Y no piensen que se cansaba de verla, él estaba obsesionado por haber cumplido su meta de enamorarla, ¿Quién lo puede culpar?, Stiles por fin se sentía un ganador junto a ella, la pelirroja era todo lo que él deseaba y más. La relación de ambos estaba pre-destinada, están conectados de una manera emocional, pero como todo lo bueno tiene su lado malvado, estos dos últimamente estaban en un constante problema de conflicto.
Lydia aclamaba que Stiles la debía de dejar de visitar tan a menudo, y que no hace falta que le recoja a cada fiesta en la que va. Pero el hijo del sheriff no le encontraba problema, él dice que tan solo ayudaba a su novia a llegar a su casa a salvo, aunque la pelirroja le haya dicho reiteradas veces que se puede proteger sola.
Lo que Lydia no entiende, es que un Stilinski es terco, y a pesar de cuantas veces uno lo repita, Stiles siempre le va a llevar la contra y terminará llevándola otra vez a su casa en su Jeep celeste.
Ya dicho esto, Lydia salía una vez más de una fiesta a la que su novio no fue invitado y bebió alguna que otra copa demás, pero ella se mantenía bastante intolerante al alcohol y logró visualizar que al final de la calle, se encontraba el mismo auto que ella ve todo el tiempo.
La pelirroja hizo un respiro hondo, sus manos se apretujaron con sus uñas, y dió marcha hacia Stiles, quién estaba dentro del auto dormido. Caminó hacia él bufando molesta, el ruido de sus tacones la aventuraban aún más a reprocharle por enésima vez a su novio lo que estaba haciendo. Llegó y entró abrupta, sin ser gentil, cerró la puerta de manera brusca y lo fulminó con la mirada al chico que se limpiaba la baba, esperando que ella no lo note.
—¡L-Lydia!—exclamó, con sus ojos derretidos y una sonrisa boba—, ¿Qué tal la fiesta?
Ella no respondió nada, se le quedó mirando fijamente y no parecía tener intenciones de hablarle. Stiles captó que estaba en problemas, pero seguía sin saber porqué, y tenía mucho miedo de lo que podría pasar ahora. Para su sorpresa, Lydia abrió su boca y agradeció que no lo haya matado con su grito supersónico.
Pero lo que estaba diciendo ella era mucho más hiriente que cualquier banshee gritando, o las garras de un hombre lobo posarse dentro de tu carne, o si quiera una bala en el pecho.
—¿Stiles, me estás tomando del pelo? ¿¡Cuántas veces te repetí que no hagas esto!?
—¿Hacer qué? ¿Llevarte a tu casa?—respondió con otra pregunta de manera picante.
—¡Sí, ya es fastidioso! ¡Qué yo me puedo defender sola, no debes de porqué cuidarme como una niña de cinco años!—gritó la ojiverde, frunciendo ambos ceños—, ¡Eres molesto y patético! ¡Un terco!, ¿acaso no me escuchas todas las veces que te dije que no me molestes así?
Él también estaba harto, él también estaba herido. Le molestaba que alguien a quien tanto amaba lo despreciara tanto.
—Así que eso soy...un molesto patético terco, ¿Huh?—se lamió los labios, irradiando fuego de sus ojos—. Pues sí soy así, ¿qué haces conmigo?
Él no quiso decir eso, pero la rabia le consumió sus acciones lógicas y terminó diciéndole algo aún más hiriente a la chica que amaba.
Se arrepintió al instante, y los ojos de los dos se aguaron. Lydia por su parte no dijo nada, más que mirarlo con asco y odio, y se bajó de inmediato del Jeep, para empezar a correr hacia otra calle. Pero Stiles se quedó unos segundos en el auto, tomó el manubrio y lo golpeó con todas sus fuerzas...mandó todo su plan de 10 años para conquistar a Lydia Martin a la basura, y se le notaba en sus lágrimas cayendo de sus mejillas que estaba mal, muy mal.
Con la misma facilidad que lloró, fue con la misma que se marchó con su auto hacia el bar más cercano de él. Stiles no tiene escapatoria ahora, él se quiere descargar, pero no tiene a nadie con quién hacerlo; Scott está de viaje con su familia y con Malia y Liam se borró del mapa, una vez más, él está solo. Como última recurrencia, fue hacia el alcohol.
El bartender lo recibió con una sonrisa en su cara, mientras hundía un trapo limpio en un vaso de vidrio para limpiarlo. El castaño sonreía a medias, pero intentó ser lo más amable con él posible. Aunque su nivel de paciencia era poco, conservó lo que pudo para esperar a que el bartender le dé su trago de whisky. Miró una vez más el vaso, y se maldijo por ser tan sentimental, para llevarse el whisky a su boca y beber sin parar.
"𝑳𝒊𝒌𝒆 𝒂 𝒓𝒊𝒗𝒆𝒓 𝒂𝒍𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒓𝒖𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈 𝑰 𝒌𝒆𝒆𝒑 𝒍𝒐𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒚𝒐𝒖".
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𝑳𝒖𝒏𝒂 𝑵𝒖𝒆𝒗𝒂: Fase lunar en la que la Luna no refleja luz y no es visible desde la Tierra.
