Cenizas

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¡Listo! ¡Ya no aguanto más!─ Gritó el último hombre que me siga en mi camino antes de caer muerto por nuesta batalla─ Inepto, te dije que no me acompañaras.

El frío ardiente de la solitaria pradera sin vida hacía que apenas  se pudiera seguir caminando, a pesar de ir muy bien abrigado, él sentía que cada metro que lograba caminar era un tremendísimo logro que se debía escribir en una nueva Biblia. Pensar eso lo reconfortaba de la endemoniada brisa, aunque no estaba preocupado en lo absoluto por ella, lo que le aterrorizaba era saber que sólo tenía 20 minutos antes de la tormenta. 

Afortunadamente pudo vislumbrar un pequeño pueblo con lo que parecía ser un puente, nada acogedor pero mucho mejor que haber soportado lo que sea que le hubiese pasado en la intemperie.

 ─Ahora mismo el frío debajo de esta ruina de porquería es horrible, pero supongo que no tengo derecho a queja-─Creo que decidiste asaltar a la persona equivocada─Dijo una niña con aires de prepotencia quien le apuntaba con un machete oxidado.

Hubo un segundo de silencio atroz, luego su arma se movió como un relámpago e impactó como un martillo de albañil en su brazo. Su cuerpo se llenó de sangre y pedazos de carne abundaban por todo el lugar, a pesar de la impresión, logró reaccionar y someter a la autora del acto; pero ya todo estaba hecho.

La ira en él subía tan rápido como el miedo en la responsable, no iba a dejar que esto se quedase así. Después de todo lo que le costó robar el bolso de Josh con todos los filetes que recolectaron ayer para que esta estúpida los destruya así como si nada. Tenía que pagarle de algún modo.   



Fuego contra fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora