Lo Que Ella Quiere. | FINAL.

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Rin suspiró mientras se preguntaba por enésima vez, si debía dejar que el hermano del amo Sesshōmaru, viese a su señor en problemas. La balanza se inclinaba hacia la parte que decía que no debía hacerlo, que el amo se enojaría con ella y que no debía dejar que el grupo del señor Inuyasha se acercase más.

Iba montada sobre Kirara, con Sango a sus espaldas. La señorita Kagome iba sobre la espalda de Inuyasha mientras que Shippō iba sobre la de ella, y el monje corría al par de ambos yōkais.

—¿Ya casi, Rin? —le preguntó Sango.

Ella pensó muy bien antes de contestar:

—Sí.

Y una punzada de temor se implantó en su estómago. Rin esperaba que su amo no se molestase con ella por lo que estaba a punto de hacer.

...

Ah-Un incendió a los Saimyōshō a su alrededor antes de bajar rápidamente tras el sirviente de Sesshōmaru que al parecer ya había llegado al final de su caída.

Los ojos de ambas cabezas se abrieron enormemente antes de ver que al fondo, ya hacia una gran mancha roja abajo del cuerpecito de Jaken, que no cayó en el agua, sino en las rocas a la derecha de la cascada.

Allá hasta abajo donde el sonido de la cascada era lo único que podía escuchar.

...

—¡Esperen! —gritó Inuyasha parándose.

Kirara y el monje derraparon en el suelo y ambas mujeres preguntaron el motivo por el cual se detuvieron.

—Huele a sangre... —masculló Inuyasha reconociendo muy bien ese olor—. Maldición, ¡vamos, rápido!

—¿Sangre? —le preguntó Kagome al oído.

—Sí... es —se contuvo un poco, pero finalmente terminó la oración—, la sangre de Jaken.

Kagome abrió los ojos desmesuradamente sintiendo que el aire le faltaba.

—Deprisa, Inuyasha —le pidió siendo contestada con más velocidad por parte del hanyō.

Rin ladeó la cabeza y por un segundo pudo ver que la señorita Kagome la miraba de reojo. No se dignó a preguntar ya que fuese como fuese, habían cambiado de ruta, pero es que incluso la exterminadora preguntaba por la sangre que Inuyasha había olido.

«¿Kohaku?» pensó Rin con un hueco en el estómago al ver la expresión de la mujer al ver que ni Kagome ni el hanyō le respondían nada.

El chico exterminador le agradaba, era un chico agradable y el tiempo que habían pasado juntos cuando la mujer yōkai la secuestró, había sido muy ameno; claro hasta que él intentó matarla por órdenes del demonio que ahora el amo Sesshōmaru perseguía sin descanso.

Pero lo que la esperaba cerca de una cascada cuyo sonido Rin escuchó primero lejos de ella, y después muy cerca de sí misma, fue mucho peor.

Ah-Un estaba ahí pegando sus cabezas al cuerpo tendido bocabajo de Jaken. Quién derramaba sangre sin parar.

Rin abrió la boca pero no emitió sonido alguno. La exterminadora gimió de sorpresa y la sostuvo antes de que Rin cayese al suelo.

La escena de la muerte de su familia llegó a su mente, Rin se soltó de los brazos de Sango y corrió hasta el señor Jaken. Ah-Un al olerla, levantó las dos cabezas, mirándola preocupada con ambas.

¡𝙴𝚕 𝙰𝚖𝚘 𝚖𝚎 𝙽𝚎𝚌𝚎𝚜𝚒𝚝𝚊 𝚊 𝙼𝚒!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora