C. 7

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Altair estaba asustada, pensaba en que sus padres por igual estarían asustados al no recibir una llamada suya, al ver que no aparecía en el aeropuerto a la hora que les dijo iba a llegar el avión.

"¿Por qué justo en este vuelo?" Pensaba, aunque lo justo fue pensar en por qué ocurrían esa clase de cosas, fuese en ese vuelo o en otro, nadie merecía por lo que estaba pasando en ese momento.

La chica salió del avión con le brazo lastimado, no era tan grave, podía moverlo un poco, no parecía estar roto.

Busco su bolso grande, donde llevaba su móvil y su iPad de trabajo y se dedicó a caminar por la orilla del mar en busca de algún otro sobreviviente.

Justo cuando parecía todo perdido, que ella era la única en esa playa diviso a una persona a lo lejos, sentado y cubriéndose del resplandeciente sol bajo una palmera. Se acercó para revisar si la persona estaba viva o si sólo camino unos pasos fuera del avión para terminar con su vida recargado en esa palmera.

- ¿Hola...? ¿Señor...? - Notaba como su pecho subía y bajaba con lentitud, y parecía no tener alguna herida, su ropa estaba limpia de sangre. Sintió alivio.

Se recargo en una roca a un costado de él, no quería despertarlo, pero esperaría a que él lo hiciera, esperando tuviese una idea para salir de esa playa.

Las olas del mar la relajaban un poco, había mucha paz y tranquilidad, pero ese miedo de estar solo, son bebida, sin comida, sin cómo salir le erizaba la piel, estaba muy asustada.

Echó un último vistazo al hombre a su lado. Se miraba un poco mayor pues su cabello estaba cubierto de gris junto con un toque amarillento. Su pequeña barba hacia juego con el color de su cabello. Sí tenía un par de raspones superficiales en el rostro, y algunos en sus brazos, los cuales estaban completamente tatuados, hasta los nudillos.

-Riff Life... - Dijo al leer los tatuajes de sus manos.

El hombre le parecía muy familiar, pero no sabía de dónde. No tenia la menor idea de que era el hombre "vulgar" como ella lo llamó, aquella noche que tuvieron un accidente al caminar por la noche en la ciudad.

Finalmente cerró los ojos para descansar un poco el agotamiento emocional que sentía.

Justo en ese descanso el rubio abría los ojos despertando poco a poco. No parecía haber sido un sueño todo lo que vivió, ni el horrible accidente el avión que lo dejo varado en una isla desolada. Suspiró tallándose el rostro con ambas manos, con cuidado pues sus leves heridas se hacían presentes apenas se tocaba la frente.

Prestó atención a una respiración junto a él, por lo que volteo a ver, encontrándose a una chica aparentemente dormida y con un bolso en manos, después de todo no estaba solo en ese embrollo.

La examinó rápidamente, era castaña y muy bonita, joven. Pensó en lo mal que debe sentirse por lo sucedido.

Altair sintió la vista y movimiento de su nuevo acompañante, abrió los ojos encontrándose con el hombre despierto y mirando hacia el mar, caía el atardecer ya.

- Oh... Hola... - Llamó la atención del más grande de ambos, quien le sonrió. Ella hizo lo mismo.

James fijó la vista en ella, un toque le hizo familiar, en algún lado se había topado con ese par de ojos.

-Debo decir que me da mucho gusto saber que no estoy solo en esto. - Comentó James, soltando enseguida una de sus cortas risas características.

En cuanto su voz escuchó, más reacciono, en algún lugar se había topado con ese hombre. ¿Quizá en la tienda de discos?

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