04| Miradas Intensas

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Al día siguiente, me dirigí con pocos ánimos a la universidad, por un momento había dudado en ir. No me sentía con la suficientes fuerzas para asistir.

Pero ahí estaba, mirando por la ventana del salón mientras la maestra explicaba la importancia del tiempo en el mundo empresarial.

Tiempo... Valioso e irrecuperable.

—En serio espero que esta explicación les sea de mucha ayuda. Tenemos que ser consientes de su importancia chicos...

La maestra dejo de hablar al darse cuenta que casi todos los alumnos se iban a la hora de almuerzo sin hacerle caso. Hizo una mueca triste.

Aveces la maestra Verónica me daba pena. Se preocupaba tanto por nuestro futuro, que aveces hasta olvidaba su vida personal. No hacia más de un año que su esposo le había pedido el divorcio y su actitud cada vez más era mas deprimente. Aveces me sentía identificada con ella.

Levanto la vista hacia mi y adorno su tierna cara con una sonrisa.

—Camile— Saludo radiante —Te note algo distraída durante la clase, ¿Estas bien?

—Maestra— Le regrese la sonrisa, aunque creo que la mía no fue tan radiante —Si, estoy algo cansada, pero no es nada.

—Seguramente fue un fin de semana pesado— comento un poco fatigada. A mi mente vino la cena con mis padres y los cambios de planes de Derek.

—Lo fue...— Murmuré algo triste.

Tal vez mi maestra se dio cuenta de mi cambio de actitud porque cambio de tema rápidamente.

—¡Es verdad!— grito exaltada —Tengo buenas noticias.

—¿En serio?— Pregunte emocionada. Ella asintió con la cabeza.

—¡Si! Como eres una de mis mejores alumnas, he decidido que serias perfecta para el torneo de este año. Tienes una capacidad increíble con todas las asignaturas y que mejor que premiarte, ¿no crees?

Su alegría era tan contagiosa, que no pude evitar dar un gritito emocionada.

—¡Oh, por Dios!— Imaginar a mis padres emocionados ante esa noticia, mi día mejoro.

• • •

Camine por el pasillo casi vacío que daba hacia la cafetería, el casi imperceptible cosquilleo que sentía en mi estomago estaba creciendo cada vez más. Entre al lugar y camine hacia la vitrina de la comida, mientras los que escogían adelante de mi, busque a mi grupo de amigos. Ahí estaban, charlando animadamente.

Tome mi charola y camine hacia ellos, iba tan concentrada en llegar que casi choco con alguien.

—Vaya, preciosa, tranquila, casi manchas mi ropa— Zac sonrió coqueto. Sonreí avergonzada.

—Lo siento.

—Esta bien— Su sonrisa no desaparecía. Sospeche que el atravesarse en mi camino no fue una coincidencia.

—Adios— Quise caminar pero volvió atravesarse. Intente no ser grosera con él porque la verdad es que últimamente era mucho mas respetuoso. Después de llevarme a casa me di cuenta que no podía ser un mal chico, además de que sabia que me gustaba Derek.

—¿Quisieras salir el viernes por la noche?— Pareció un poco tímido y nervioso. Casi río porque Zac nunca es así.

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