.•°El Chico Con La Marca De La Luna°•.llWildlight||®

I ~†°•M a r i p o s a s M u r i e n d o°•†~

Lo siento por enamorarme de ti...

El chico salvaje ya había estado posponiendo su misión de salvar a Zelda bastante tiempo, todo por estar varios días tras la pista del príncipe zora.
Ese que traía locas a toda fémina existente y de cualquier raza.
Aunque el principito tiburón también atrajo una mirada inesperada.
Link era siempre su admirador secreto más devoto, los sentimientos que acataban su pecho eran tan grandes que debían ser guardados.

De lo contrario, harían que se alejara.

En el establo de la región de Akkalá un tipo dijo que habría dos lunas carmesí seguidas esta semana, y link no perdió tiempo en volver a la región de Lanayru. En estas lunas no había lugar que no abundan monstruos, y el príncipe le pidió que le ayudará a auyentarlos, y claro, el pequeño hylian haría cualquier cosa con un simple chasquido de dedos de parte del príncipe.

Aunque era ciertamente un estúpido enamorado, no podía hacer nada, uno no elegía de quién enamorarse.

—¡Link!¡Mi querido amigo!— Corrió el zora a abrazar a su mejor amigo.

"¡Sidon!" Instintivamente el torpe hyliano se lanzó a sus brazos, y pudo revitalizarse con el aroma encantador que desprendía aquel zora; debía admitirlo, se estaba volviendo un pervertido.

Aunque la alegría no duró mucho, cuando Sidon bajó el pequeño cuerpo de Link, Dunma hizo acto de presencia.

—Sidon, aún no terminamos.— Reclamó está y cuando vió a Link no pudo evitar saltar de alegría.—¡Wa! ¡Campeón! ¿Vino a ayudarnos con la exterminación de monstruos?.

"Si.." El movimiento de sus manos se volvió algo fastidiado, Dunma no era mala persona, ni mucho menos, incluso le tenía cierto cariño a ella y su padre, después de todo Rivan fue uno de los pequeños a los cuales ayudó con su entrenamiento hacía cien años. Pero estaba un gran problema.

—En ese caso, ¡vamos!.— Gritó alegre contoneando sus caderas mientras tomaba a Sidon de la mano.

Era la prometida de Sidon.

"Enseguida...." Un largo suspiro salió, sacando la frustración de su pecho.
¿Por qué precisamente prometida de Sidon? ¿Por qué no de Bazz? El general Bazz es muy atractivo, y valiente.
¿U Orán? El también es atrevido.

Pero bueno, no podía oponerse, si Sidon era feliz con aquella zora, él lo aceptaría.

Hay el amor, vuelve idiota a la gente y crea masoquistas.

Al menos, no tuvo que prestar mucha atención, estuvo a las afueras del dominio atacando a los lizalfos, Bokoblins, Moblins, Hynox y uno que otro Lynel.
Para al final llevar todos los restos de monstruos, como cuernos, pesuñas, dientes, etc. A la "Monstruoboutique" que esa noche se divisaba en lo alto del embalsamamiento oriental.

Y claro, las "Mons" que ya tenía ahorradas más las que sacó vendiendo las vísceras y partes del cuerpo de los monstruos le dió suficiente para comprar algunos subenirs, como las máscaras de Lynel u otros.
Pero entre los artículos nuevos vio una función para la tableta Sheika.

"¿Amiibos?" Inquirió curioso.

—Es una novedad, hace unos meses un vendedor extraño me preguntó si tenía relación contigo, claro que dije que si ya que eres mi mejor cliente.— Dijo inusualmente nervioso Kilton.— Dijo venir del reino de las sombras.— Susurró indicando a Link que se acercara.— Poseía marcas extrañas en su rostro, y un gruñido bastante atemorizante, dijo que esa función de la tableta había sido inhabilitada por la Señorita Prunia, al considerarla inecesaria para su aventura, fue muy insistente, así te dije que se la mostraría.— Alzó las manos en señal de inocencia.