III~.•°*M i s V i n c u l o s D e s e c h a b l e s*°•.

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—¡Yo te lo dije!.— Alardeó orgulloso el hylian más pequeño, había tenido razón a fin de cuentas.

Y mientras Prunia asombrada miraba al lobo a la vez que Symon analizan la Tableta Sheika.

—Humu-humu... Ciertamente... Es igual a ti.— Acomodando sus lentes la pequeña albina de ojos rojos cual conejo dando un salto sobre el banquillo, y revisó la tableta Sheika, topándose con algo que no esperaba ver.—Esto.— Miró a Symon y después al chico.

—¿Descubriste lo que era?.— Se acercó para ver a lo que se refería la chica.

—Prunia, ¿encontraste algo?.— Se acercó el chico y de inmediato la científica apagó la tableta.

—No, nada.— Evadió el tema.— Me preguntaba, si él estará aquí permanente.— Sonrió, y el chico de ojos grises se acercó a ella.

—Eres una mujercita muy linda, Prunia.— Dijo con una sonrisa, realmente le había agradado la mujer, o niña que tenía enfrente.

—Link, ¿Has avanzado con las bestias Divinas?.— Dijo Symon ayudando a Prunia a bajar de aquel banco tan alto.

—S.....i.—Dijo no muy seguro alargando la S, a pesar de que había completado una considerable parte de los santuarios, no se había animado aún a ir por una de las bestias.

—No puedo creer ésto.— Dijo Prunia chocando su palma contra su frente.— Link dijiste que estabas en la entrada de Vah Rudandia antes de ir al dominio zora, supuse que ya la habías pasado.— Miró regañando al chico.

—No es mentira que fui, activé el teleport, y... Hice la mitad.— Dijo bajo evitando la mirada.—Lo siento, ¿si?, No me sentía capaz de hacerlo, hubo una luna de sangre, me aterré y corrí al santuario que estaba en la región Zora, porque... Necesitaba que me alentarán.— Dijo recordando lo que había pasado con Sidon y Dunma, apretando el zafiro que colgaba bajo su ropa.

—Hay cariño.— Dijo Prunia tomando su mano con un tono maternal, ella estaba al tanto de los sentimientos de Link por el zora, y también de que no era correspondidos. Así que se sintió mal por habérselo recordado.

El chico de mirada gris le colocó la mano en el hombro.
—Si lo que necesitas es apoyo, déjame acompañarte.— Dijo totalmente seguro, le ayudaría en todo lo que pudiera; haciendo que los ojos del más bajo se iluminarán, y a la vez una preocupación latente le golpeó, regresandole a la realidad.

—N-no, digo... Gracias pero, es algo que debo hacer solo...— Bajó la mirada.—Jamás había tenido antes un compañero, y no quiero que pase algo malo.— Dijo tomando la mano del lobo inconcientemente.

—Por dios lindura, ¿Con quien crees que hablas?, Yo salvé el reino antes que tú hace mucho, vamos.— Sonrió de manera coqueta y lo jaló contra su pecho haciendo que el mas bajo soltara un jadeó de sorpresa y vergüenza.— Te cuidaré el resto del viaje.—

—No me llames lindura.—Dijo rojo de rabia y vergüenza, ni siquiera la persona de la que deseaba oír esa palabra se lo había dicho, y aunque le doliera no permitiría que alguien ocupará su lugar.
Así era él, obstinado e inexperto en el amor, le daría su lugar al príncipe sin importarle que éste ya no estuviera más a su lado y fuera de su alcance.

Siempre sería su amor imposible.

—Vale no lo haré.—Dijo, y finalmente salieron del laboratorio, Prunia los despidió en conjunto con Symon.
Realmente, agradecía la compañía de esos dos, pues le hacían más llevadero este asunto de la soledad.

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.•°El Chico Con La Marca De La Luna°•.llWildlight||®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora