II~.•°*★ E l H é r o e D e U n a E r a R e m o t a★*°•.

643 63 35
                                    

Habían pasado ya dos días desde aquello, y apenas de lograban sentir los latidos de un corazón roto que sollozaba.

Link había estado vagando por el bar de Tassaren y Rensa, a las chicas ya las tenía hartas, iba y venía como si no tuviera nada que hacer, aveces solo iba, miraba las bebidas, pedía una, la dejaba intacta, pagaba y se iba. Otras bebía un poco y ya estaba como tarabilla descompuesta lanzando maldiciones a su tableta Sheika con aquella figurilla, lo que ocasionaba un alboroto afuera.

El amor vaya que ataranta.

Ambas mujeres suspiraron resignadas, mirando como el pobre hylian no dejaba de acariciar una piedra preciosa, un zafiro luminoso, azul como los ojos tristes de aquel chico.

El pobre salió del bar tambaleando, más de cansancio que de ebriedad, llorar tanto le cansaba, y hacía que le doliera la cabeza peor que una resaca de seis días.

Se acercó a la orilla del puente que daba a la siguiente llanura, y se sentó en la orilla, contemplando el crepúsculo, esa suave brisa fría golpeó su rostro, el cual estaba caliente por llorar tanto, sus ojos estaban hinchados y rojos, su cabello enmarañado y su cuerpo notablemente más delgado, pues no sentía la necesidad de consumir más que aquella aguardiente que le hacía olvidar todo por lo menos un momento.

Fatal.

Era la palabra que lo describía perfectamente.

Y el que empezara a oscurecer le hacía ver aún más depresivo.

...

Las horas pasaron y las llanuras quedaban desiertas, sin embargo el clima decaía, y al mirar al cielo vió la luna roja aparecer, eso significaba que Zelda no podía aguantar por mucho, pero no se sentía capaz. No en este momento.

Rompió el escudo de Daruk, para lesionarse las muñecas, descargó la ira de Urbosa en una rabieta, y usó la furia de Revali para desquitar sus gritos ahogados.

Él estaba matándose solo, ni siquiera había equipado comidas, o materiales, únicamente la espada maestra, con su poder por agotarse, por cortarse los brazos.

Un destello le dió de lleno en los ojos cegandolo por unos segundos, cuando vió que era, observó el zafiro zora.

Y nuevamente aquel sentimiento de vacío y angustia se alojó en su pecho.
Trató de ignorarlo pero finalmente, se inclinó a tomarlo, y mirándolo con los ojos vidriosos lo apretó con fuerza contra su pecho.

"Ella no merece está joya.."

Pensó egoísta, y se sintió terrible.

—Ella.... ¡ELLA NO TE MERECE!.— Alzó la piedra dispuesto a estrellara contra el suelo. Pero... No pudo. No podía simplemente romper algo tan preciado así como así.

Aunque su alma si se rompió, la guardó, y volvió a su caminata.

Estaba ebrio y lo admitía, de aquí a su casa sería un viaje largo.
Y más aún si se topaba con algún monstruo.

Pero no, la suerte de link era tan buena, que se topó con un guardián.
Cuando esa inquietante música de piano esquizofrénica empezó a sonar, tomó la espada y una leve voz sonó.

"El poder de la espada está por agotarse"

Tenía que ser una broma de muy mal gusto, sin escudos, sin armas, sin comida.

Simplemente no fue rival para el guardián....

Game over.

.•°El Chico Con La Marca De La Luna°•.llWildlight||®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora