Capitulo 7~ ¿La primera?

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Los jóvenes volvieron a la sala, para darse cuenta de que Marie ya no estaba y Angie se encontraba mirando al suelo un poco consternada. Logan se dió cuenta de que quizá, Kendall y ella debían estar solos y necesitaban hablar de algo.

Kendall se acercó lentamente a Angie, un poco temeroso de lo que pudiese decir.

—Angie, cualquier cosa que te haya dicho ella, creo que no te lo debes tomar muy literal, estaba ebria y...- Una calmada voz de Angie lo interrumpió al instante.

—No, no me dijo nada.- Afirmó, tan segura que Kendall dudaba de su era real.- Dijo que estaba muy ebria y que era mejor irse, y me pidió despedirla, creo que sentía que iba a vomitar o algo así.- La joven se puso de pie, su rostro se veía extraño, más de lo normal.

—Bueno... Si es así, está bien. Si quieres, puedo llevarte a tu casa, no tengo ningún problema, es algo tarde y no quiero más problemas con Jerson.- Kendall tomó su chaqueta y se acercó a Angie, para ofrecérsela y así salir del departamento.

La joven mujer tomó la chaqueta y se acercó a Kendall. De un momento a otro, se puso de puntas y acerco su cabeza a la del sujeto, dándole un beso acertado en los labios. Kendall correspondió como era normal, pero la cosa se puso un poco extraño de repente. Angie subió sus manos y las enredó en el cuello de su pareja, mientras que comenzaba a aumentar la temperatura del beso. Pasó de ser un beso cualquiera a ser una lucha incesante de lenguas, lentamente más incesantemente, hasta que sentían que necesitaban separarse a respirar.

Anonadado, Dinter miró a los ojos a Angie, no entendiendo en realidad porque esa respuesta tan provocativa e insinuante.

-¿Y si mejor vamos a un sitio más privado?.- Preguntó Angie, con esa mirada que aunque nunca se habían dedicado el uno al otro, sabía que significaba.

-Angie, yo...-Kendall estuvo a punto de replicar, pero un suave "shhh..." y el dedo de Angie sobre su boca lo mantuvieron callado.

-No aceptaré un no como respuesta.- Comunicó Angie, dando la vuelta y moviendo las caderas de forma intrigante, haciéndole saber a Kendall que sólo debía callar y seguir la corriente.

Caminó siguiendo a la mujer, y casi sin darse cuenta ya estaba conduciendo rumbo a un motel. Kendall no le daría menos a Angie, así que si dirigió a uno que al menos valiera la pena pagar, lo suficientemente privado y con una cama cómoda. Todo era extraño para el hombre, no estaba seguro de si Angie estaba muy ebria o si de verdad se sentía con las ganas y la intención de pasar una noche con él, ya que su cambio había sido demasiado repentino. Casi no dijeron nada en el viaje, Angie seguía con esas pintas de ser provocativa y Kendall, por su parte, estaba además de sonrojado sin palabras. 

Admitidamente, Kendall estaba dudoso de aquella situación. Él era respetuoso con su pareja, por la misma razón de que realmente estaba enamorado, pero Angie era todo un monumento, una chica realmente hermosa y sin querer, causaba muchas sensaciones en él.

Llegaron, después de pedir una habitación, entrar y estacionar el carro en la cochera (de esta forma, dándoles más privacidad) subieron las escaleras hasta un piso superior, dónde se encontraba la habitación. Una cama con tendido rojo, un sofá y un jacuzzi se podía apreciar recién entrando. En el interior, se podía ver el baño, separado en dos, con la regadera de un lado y la taza y lavabo en otro. 

Se pusieron cómodos, se retiraron los abrigos y dejaron bolsos, celulares u carteras en las mesitas de noche al lado de la cama. Kendall se sentó en la cama y se hizo el cabello de nuevo hacia atrás, el fijador ya estaba cayéndose.  De pronto, Angie se acercó a él y se puso sobre sus piernas, dejándolos frente a frente mirándose. La joven mantenía su sonrisa seductora y Kendall aún se veía muy confundido, pero feliz de cierta forma.  

Machiavellian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora