[7]

88 6 4
                                    

-Hola mi nombre es Jeon Jungkook y seré yo quien te asesore en tus terapias y en lo que llegues a necesitar.- La sonrisa tan característica de conejito plasmada en su rostro y su mano extendida hacia el chico de cabellos rubios para que se presentase pero este solo desvió la mirada y dió un suspiro hondo.

-Una disculpa él es Park Jimin, nuestro hijo, suele ser algo distante y no habla mucho por favor tenle paciencia confiamos plenamente en ustedes y este lugar.- habló  la madre del chico.

-oh.- musitó Jeon. -Bueno ustedes pueden estar seguros de que está en buenas manos, ahora solo falta que vayan a la recepción para llenar los últimos papeleos y de ahí en más pueden quedar tranquilos.

Los padres de Jimin agradecieron una última vez antes de despedirse del rubio, entregarle las cosas a Jungkook y de ahí retirarse, por parte del castaño este se sentía algo incómodo pues era la primera vez en su carrera que cuidaría de alguien mayor que él y que inclusive trabajaría en tiempo completo de sus cuidados, sus maestros le habían dicho que era una gran oportunidad que no se le daba a cualquiera pues estar ahí te dejaba muchas enseñanzas, además que pensaron que Jimin podía recuperarse emocionalmente teniendo a alguien cerca de casi su misma edad.
Positivo, siempre positivo Jeon.
Mientras están sumido en sus pensamientos no se había percatado de que Jimin ya se estaba empujando solo con la silla de ruedas.

-¡H..hey! Espera...-. Jungkook corrió hacia él para querer guiarle donde era, aunque ofreció varias veces su ayuda para tomar su silla y llevarle este había rechazado con la cabeza más el mayor no había pronunciado palabra alguna.

-Muy bien es ahora la parte de la historia donde tú te haces el chico bueno en presencia de mis padres prometiéndoles que esto realmente me ayudará y que volveré a ser tan feliz como siempre, que tendré buenos cuidados, y todos felices y luego cuando llego aquí te conviertes en esas personas hipócritas que en vez de ayudar hace más mal y me tratas de la mierda solo porque soy un maldito invalido que se pasará en esta puta silla el resto de su vida ¿no es así?-. Habló al fin Jimin pero no de la manera que el castaño hubiese esperado, sus ojos estaban más abiertos de lo normal y se preguntaba ¿cuántas novelas habrá visto ese chico?

-¿quieres que tu vida se convierta en una novela?, si eso esperas lo lamento pero voy a decepcionarte no soy ningún villano y ningún hipócrita, y estando en esa silla no serás tratado con indiferencia-. Sentenció también y esperó a que si tenía algo más que decir lo hiciera pero luego no hubo respuesta solo un silencio y lo tomó a manera de que era todo. Ordenó las cosas que le habían entregado de nombre Jimin y luego quiso ayudar al mayor a acomodarse en la cama pero este volvió a rechazarle apartándolo un poco y diciendo un 'yo puedo solo'. No necesitaba lástima de ninguna jodida persona; en primera no sabía bien porque sus padres insistieron tanto en internarle en esa asociación que ayudaba a gente con diferentes deficiencias, al final no se veía tan mal
¿Cierto?

AGAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora