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Los ánimos de Yoongi estaban por los suelos, no tenía ni hambre.
En su cabeza no se quitaban las palabras de aquel chico el cuál ni el nombre conocía, pero solo podía pensar de que tenía razón, en cada palabra, él era una molestia para todos y si pudiese quitarse la vida en ese momento, lo haría. Nunca tendría una vida normal, nadie lo volvería a querer, siempre sentirían pena por él.

Llamaron a la puerta.

Yoongi sintió su cuerpo hundirse en la cama, estaba cansado de seguir ahí tumbado, tampoco es que quisiera levantarse, solo quería acabar con todo.

–¡Buenos días!

Dió un pequeño brinco en la cama, mirando a la puerta con sus ojos fuera de sus órbitas y lágrimas acumulándose en ellos. Era él. Había vuelto.

–Siento no haber podido venir estos días.. –Se disculpó dejando un gran desayuno en la mesilla de noche. –Pero espero compensarte, ¿Quieres salir a dar un paseo? Conseguí que me dejasen una silla de ruedas unos amigos. –Sonreía con naturalidad, como si ya todos sus males se hubiesen esfumado y Yoongi no pudo contener la primera lágrima. –¿Dije algo malo? Lo siento, no era mi intención, perdón. –No dejaba de disculparse a pesar de no saber qué hizo mal.

–Jimin.. –Murmuró Yoongi con su voz ronca, siendo esa su primera palabra en dos meses, casi tres.

Jimin abrió sus ojos con asombro.

–¡PUEDES HABLAR! ¡HAS DICHO MI NOMBRE! –Gritó tapando su boca totalmente ilusionado. –¡ESPERA! ¡TENGO QUE LLAMAR A TU MADRE!

Cogió su teléfono de su bolsillo temblando marcando el contacto.

–¡Señora Min! No lo va a creer. –Comenzó a decir dando brincos por la habitación. –Yoongi puede hablar, ¡HA DICHO MI NOMBRE!

Yoongi sonreía al ver la escena, parecía que Jimin realmente se emocionó por aquel diminuto gesto y eso le hacía feliz a él también.

Jimin le hacía feliz.

Soy normal {Yoonmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora