Luffy podía rescatar dos cosas de su entrenamiento a la hora del almuerzo.
La gran despedida que les esperó a todo su equipo por parte del director de la universidad después de todo habían sido el mejor equipo deportivo del año.
La segunda... había visto por última vez a todos los muchachos juntos antes de que uno a uno se estuvieran despidiendo tomando sus cosas y yéndose a sus casas para tomar el vuelo que les esperaba.
Más allá de eso el día del oficio una completa mier**
¿por qué? se preguntarán bueno simple.
En el entrenamiento se había caído dos veces, le habían hecho unos 10 puntos, se había golpeado la cabeza unas 2 veces, Y, por último había recibido los últimos regaños de su querido, queridísimo entrenador.
A la hora de ducharse su lucha, la que siempre ocupaba, no tenía agua Pues los grupos menores las habían roto.
Cuando buscó sus toallas estaban todas mojadas, se habían mojado porque se habían caído a la tina.
tina que nunca ocupaban y que, Por ende, no podrían tener agua. pero porque luffy hoy tenía una muy mala racha tenía y estaban llenas.
Por haber sido directamente de la casa sanji al lugar donde entrenarán. y no había llevado ropa y ahora llevaba la misma ropa deportiva de siempre estaba todo sudado y pegajoso, por ende está un poco asqueado de su propio cuerpo.
Ahora iban en un taxi, porque su moto se había roto sin querer queriendo, o eso le había dicho ace luego entregarle las llaves, con la moto chocada, con la patente fuera de su lugar y las luces completamente rotas y desenfocadas.
Sanji lo miraba algo divertido Pues él tendría que pagar el taxi porque a Luffy se le había quedado su billetera y sus cosas personales en su casa. Una razón más por la que deberían llegar a la casa del chico rubio.
El taxi para un metro fuera del gran portón de la casa.
ambos bajaron y sanji pago el colectivo, luego de esto caminaron a paso casi rápido hasta el portón.
Sanji sacó la llave y lo abrió cerrando, con llave obviamente, corrieron hasta la mansión sanji abrió la puerta y subieron las escaleras.
Luffy inmediatamente Busco sus cosas no quería estar allí Pues mañana tendría que salir a su gran e importantísimo vuelo.
-¿no les vas a decir? - sanji preguntó, sacándose la polera y tirándola lejos.
-¿a quién? Sanji y Ace ya saben- luffy murmuró, echando su billetera en sus pantalones de deporte junto a unos, siempre buenos, condones.
-me refiero a katakuri.
-el dijo que yo no le importaba, ¿por qué le diría si es así? - luffy pasó sus manos por su cabello, tenía calor y aún sudaba - quiero ira a casa, pasar el día con mis hermanos y mis mejores amigos. ¿Tanto es pedir?
-luffy... Si no te conociera, diria que estás haciendo esto por rencor... - sanji se colocó otra polera mucho más cómoda, tomó sus cosas y las colocó en su bolsillo.
-aunque... No te niego... Que Quiero hablarle - murmuró luffy, mirando el suelo con una pequeña sonrisa casi lastimera que fue sacada inmediatamente por una radiante e inocente.
Sanji se sentó el cama mientras tomaba una de las tantas revistas de mujeres, ahora, desnudas.
-dale, yo te espero.
Luffy lo miró con una sonrisa antes de salir corriendo hacia el jardín donde siempre estaba katakuri.
Rezo, a quien sabe qué, para encontrarlo allí y al parecer funcionó pues el hombre estaba sentado allí leyendo un libro, viendo de vez en cuando como le hacían el cabello a su madre.
Como la primera vez que luffy habló más de cinco palabras con él.
Con cuidado se sentó en el otro extremo de la mesa redonda, más bien enfrente de katakuri.
Este mismo volvió su vista al libro, como si el no existiera en absoluto.
-hey- llamó luffy.
Katakuri bufó cerrando el libro con el ceño fruncido.
-¿que quieres, mocoso?
-hablar contigo... Más bien, Quero decirte que me voy- katakuri se sintió temblar, mas no lo hizo a los ojos de luffy.
-¿y? ¿Quieres que te aplauda por venir aquí y decirlo?
-¿no me quieres ni un poco?... - luffy preguntó sorprendiendo al mayor, dejandolo levemente confundido.
Obvio que le quería, pero tenía prioridades, el que dirá la gente, su madre y ahora su padrastro.
Tenía que fijarse en otras cosas y manejar el 25 por ciento de una empresa, era mucho.
No tenía tiempo para un lio de amor o trata de formar un vida amorosa a esa altura del partido, menos con un mocoso más de veinte años menor.
-¿es cambiaría algo? - preguntó, achicando los ojos.
Espero una respuesta como 'si, lo hace' o algo así, pero cuando llego la verdadera respuesta se dio cuenta que aún no terminaba de conocer al mocoso y que solo serían dos años.
-no, no cambiaría nada..., digo, la solicitud está hecha y ya es muy tarde para cancelar el vuelo..., además esto no lo hago solo por mi, sino por todos... - luffy Suspiró, tratando de no soltar estupideces para alegrar un poco los ojos que le observan y que ahora se habían tornado algo opacos.
-entonces... No creo que esté mal, ser sincero alguna vez en la vida conmigo mismo... - katakuri levantó su mano y bajó con cuidado la bufanda que tenía puesta.
Mostró sus dientes junto a su boca cerrada, espero muestras de asco, miedo e incertidumbre.
Pero lo único que vio bueno una sonrisa Sincera.
-me gustas, mugiwara. Pero soy muy viejo, ¿no lo crees? - rió.
Luffy Suspiró, llevo la mano suya a las mejillas de katakuri, pasándola por encima de la mesa.
sus ojos daban chispas de alegría.
Katakuri no vio cuando luffy se había levantando y estaba frente a él, con su rostro serio e impasible.
Y no se echó para atrás cuando luffy avanzó hacia él, menos cuando los labios de luffy rozaron los suyos.
Cuando las manos de luffy acariciarom sus mejillas con las cicatrices, su Corazón se salto un latido.
Luffy se separó con una sonrisa y una risilla.
-también me gustas y no creo que tu seas el mayor, es solo que soy un mocoso, creeme. Me cuesta admitirlo. Pero te quiero - katakuri asintió, aun sintiendo las caricias de luffy.
-¿me esperaras?
-no lo sé, creo que si, luffy.
-es suficiente para mi- luffy sonrió antes de besar castamente los labios del mayor Un vez más.
En volviéndose en una esfera rosa, no el rosa es un color feo y a ningúno de los dos les gusta.
En una esfera roja como la pasión, y azul, tan azul como la fuerza y la voluntad.
SI, podían esperar dos años.
