«Nuova vita, nuove opportunità, rinascita, amore, indifferenza, moda»
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Jennie trabajó sin descanso hasta la noche, cuando se quedó dormida con las manos sujetando la tela entre la fina aguja.
Irene entró en la estancia.
— Jennie ya se hizo tarde, debemos irnos...- la más baja miraba el reloj, pero cuando alzó la mirada miró a Jennie durmiendo plácidamente y le invadió una sensación de pena y empatía.
Suspiró y se sentó al lado de Jennie, le acarició la cabeza con una mueca de tristeza.
— Quieres hacerlo bien, ¿verdad?- Irene susurraba para no despertarla pero estaba decidida a hablarle, aunque no la escuchara.
—Te entiendo tan bien, pequeña...- Irene seguía acariciando a la más joven- parece mentira pero yo también pasé por lo mismo... Sé que se pasa mal en este mundo de la moda, nunca sabes lo que te depara... Pero, ¿sabes qué?- sonrió amargamente- yo te voy a proteger, fiorellino, voy a guiarte en este camino para que disfrutes...- una lágrima calló por su mejilla- ¡oh! Estoy llorando...- rió bajito entre lágrimas- supongo que es por que te veo frágil... Y no quiero que sufras lo que he sufrido yo...- se limpió las lágrimas- sí... Eso será... Me haces sentir muchas cosas, ¿Lo sabías? Te tendría que odiar por eso pero no puedo... Ogh...-se limpió las lágrimas- Kim Jennie, eres de lo que no hay...
En ese momento Jennie se despertó y la miró, se incorporó y se limpió la babilla.
— !OH NO!- lloriqueó la aprendiz
— ¿Qué pasa...?- Irene cambió el chip en un instante, volvía a ser tan fría como antes.
— ¡ME HE DORMIDO ENCIMA DEL ABRIGO Y AHORA ESTÁ MOJADO DE SALIVA AY AYAYAYAYAYAYAYAYYAYAY!- la más alta se encontraba intentando limpiar su estropicio con un papel mientras que Irene se secaba las lágrimas rápidamente, haciendo como que nada hubiese pasado.
— Eso lo pones mañana al sol durante quince minutos y se seca...- intentó ayudar la veterana.
—¿De verdad?- Jennie la miró con un pequeño puchero en sus labios, sus mejillas estaban especialmente achuchables en ese momento.
— S-si... Y no me mires así...- Irene desvió la mirada, totalmente roja.
— Ya es tarde... ¿No crees que deberíamos irnos a casa?
Irene bostezó al momento y Jennie rió, había captado su respuesta.
Al llegar a casa lo primero que se encontró Irene fue la cara de Rosé en el salón dormida con el peluche que le había regalado por su cumpleaños.
— Jennie, ella es Rosé, también vive aquí- susurrando, señaló a Rosé, quien yacía dormida.
Jennie sonrió y fue a dónde estaba tumbada y la cogió en brazos, esta, instantáneamente se abrazó al cuello de la más pequeña.
—¿Dónde está su cama? - preguntó la aprendiz
...
Invidia
Envidia
...
Hola cariños míos, por cuestiones personales me iré un tiempo (indefinido) y no podré escribir ;-; así que disfrutad de Mozzafiato y de este corto capitulo antes de irme! :) Volveré con muchísimas ideas y capítulos! Nos leemos guapes
♥️
~ Autora ♡
