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Hogar

Theo sonrió ligeramente. —Antes de la fiesta de graduación.

— ¿Fue por Juno? —pregunté de forma imprudente—Ignora eso—. Intenté corregirlo.

— ¿Qué? —Theo me vio de inmediato, yo evité el contacto visual—¿Por qué sería por ella?

— Dije que lo ignoraras—A veces mi cerebro se desconectaba, decía cosas al azar y sin pensarlas.

— No. Claro que no—Sus cejas se enmarcaron. Comenzaba a enojarse—. Espera... Damien, cuando peleamos dijiste que estaba enamorado de Juno, ¿por qué lo dijiste?

— Bueno—tomé aire profundamente—, yo prefiero no hablar de esa mañana.

— Ella te lo dijo, ¿verdad?

— ¿Quién?

— Hera.

— Yo... no. Lo adiviné, nadie me dijo nada.

— Ajá.

— ¿Qué? —pregunté más nervioso.

— ¿En serio? ¡Vaya! —en su rostro se expresó algo de sorpresa—. Debí suponer que no guardaría el secreto. Ella es así—Terminó, molesto.

— No fue su culpa, la obligamos a decirnos.

— Ajá. ¿Con un arma?

— Bien—tragué saliva, decidí verlo un rato—. ¿Entonces?

— Nada. La distancia fue la excusa para terminar. Yo estoy bien, ¿vale? Pero ella... ella lo dramatiza todo—refunfuñó—, aunque si es como dices, tal vez la razón fue Juno.

— ¿Estás enojado con Hera?

— No lo estaba, pero eso de contártelo... Lo entiendes, ¿verdad? —me dio una última mirada y luego concentró la vista en el paisaje.

— ¿Juno te gusta?

— Voy a dormir—suspiró, se cruzó de brazos y sus ojos comenzaron a cerrarse —. Despiértame en una hora.

— ¿Cómo es que debo interpretar eso? —pregunté con la voz muy bajita. Decidí continuar jugando pues no tenía caso que siguiera hablando. Las preguntas tendrían respuestas pronto, yo estaba seguro de ello, así que no tenía por qué apurar las cosas. Solo debía dejar que todo fluyera.

Y así como Theo dijo, al pasar una hora decidí despertarlo. Mientras observaba la especie de pueblo en la que me encontraba le daba pequeñas palmadas en los hombros de mi amigo. Las casas de ese lugar en su mayoría eran grandes y de aspecto antiguo. Casi todas tenían el mismo color y en la parte baja de estas tenían piedras como un fuerte sostén. Si no hubiese visto gente en ese lugar creo que no habría bajado del autobús.

— ¿Qué opinas? —me preguntó, despertando al fin.

— ¿Qué lugar es este?

— Son casas antiguas, ya sabes, la época de la colonia dejó estos lugares. Los familiares de Juno fueron dueños de una de estas casas.

— ¿Hablas en serio? Da algo de miedo...

— Sí—bostezó—. Como son parte del patrimonio cultural, no pueden derrumbarlas, solo arreglarlas.

— Es... realmente genial. Y... raro.

— Bajamos aquí—. Me levanté de inmediato para darle paso a Theo quien se encontraba al lado de la ventana.

Perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora