Etapa 2: La fuerza del Pasado.

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En ocasiones el no saber es una armadura de protección que nos permite volar sin restricciones, nos regala la imprudencia del infante con puentes para continuar, jornadas que nos quitan el aliento; el peligro acecha cuando el blindaje poco a poco va desapareciendo y anhelamos el poder del conocimiento, saber con qué nos enfrentamos, distinguir a nuestros enemigos, recordar el placer de una caricia.

Eso que nos hace únicos despertó en ella, suspiró el reconocimiento del empoderamiento interno, el miedo se transformó en ímpetu, decidida a demostrarles quién era la reina en esa jungla, algo más exacto, alguien interrumpió sus pensamientos; aquel hombre maduro, atractivo, poseedor de un encanto desbordante, una mirada que se confundía entre la ternura y la sensualidad, su voz la aterrizó de nuevo en aquella sala:

-Hola –un largo silencio los separó. ¿Te gustaron los regalos?

-Lo que no me gusta son todas estas personas en mi casa –respondió la hasta ahora impenetrable mujer.

Entre ellos empezó un juego de miradas que reemplazaban las palabras. Ella con la angustia de la pregunta que sin duda reprobaría porque no tenía la más remota idea de la respuesta correcta, él disfrutaba lo que en su imaginario era el desafío por mantener el interés de la mujer que lo embrujo reescribiendo la palabra amor, seducción, pasión. Intercambiaron pocas palabras. Todo le gritaba que él la conocía perfectamente; su lenguaje corporal, esa agonizante ternura de sus palabras, las efímeras propuestas con su mirada, el delicado roce de sus dedos con su torso. No necesitaba tener una enciclopedia actualizada sobre quién era ella para reconocer la complicidad entre dos cuerpos, su figura era una brújula que tenía en este hombre su norte. Fue suficiente para sentir el control de la situación y ordenarle con un sutil encanto:

-Retira a todas estas personas de nuestro hogar.

En una reacción espontánea ella le acaricio la oreja. Él le respondió:

-Sabes que no puedo resistirme, mi cuerpo responde a un único imán que está tatuado en todo tu ser.

Se dirige a los invitados:

-Damas y caballeros, sin excepción, pueden retirarse, fue un verdadero placer compartir con ustedes este triunfo que me une a esta cautivante mujer aún más como socio y amante de todo lo que ella representa.

Él observa como ella se aleja a ese rincón de la casa mágico y especial para ellos dos, trata de acompañarla, ella le susurra al oído:

-Constata que todos se retiren. Necesito un baño de recuerdos. Luego te espero...

Como por arte de magia la casa regresó a un silencio seductor. La buscó rápidamente, sus ojos la perdieron de su radar, había cambiado de rumbo, no sabía en qué parte de esa radiante selva familiar se escondía, una leve brisa lo dirigió a la parte trasera. Totalmente desnuda se sumergía en la piscina. Al constatar su presencia salió del agua. Se ubicó frente a él, sus labios se buscaron, fue el más leve y tierno beso que su memoria libre de recuerdos empezó la tarea de archivar. Le preguntó:

-Sabes quién soy?

RETRATOS DE UNA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora