Parte diez

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Me despierto con un dolor dulce recorriendo mi cuerpo. Estoy con la mitad del cuerpo de Stiles sobre mí, mi pierna izquierda esta sobre sus caderas y mi cabeza acaricia algún lugar cerca de su nuca.

Debe ser tarde, el sol esta en lo alto, brillando a través de las cortinas baratas del motel. No quiero levantarme. O más sinceramente no quiero dejar esta cama porque sé que cuando salgamos de está habitación tengo que dejar que Stiles se vaya. Debería limitar el daño que le inflijo a su psique. No puedo dejar que esto vaya más allá. Sin embargo, cuando estamos juntos en la cama todavía parece que la noche no termina.

Mi pene está saludando la idea - metido dentro de Stiles. Él responde con un gruñido. Si me siento dolorido, no puedo imaginarme como se siente él. No fui fácil con él anoche. No creo que deba follarlo de nuevo. Estoy seguro de que diría que sí pero lo lastimaría, de verdad. Y hay una cosa que no pude hacer ayer y quiero hacer. No creo que pueda permitir que nadie mas me lo haga aparte de este chico escuálido.

Me muevo al baño para vaciar mi vejiga y usar enjuague bucal. Encuentro jugo de naranja y snickers en el mini refrigerador y me siento en la cama al lado de mi bella durmiente. Después de terminar una de las botellas y una barra de chocolate, comienzo a pinchar a Stiles.

"Mañana, dormilón." Lo despierto mientras doy besos en su espalda.

Lentamente gira la cabeza hacia mí. Sus ojos apenas abiertos con lagañas a los lados. Y lo suficientemente gracioso, se ve lindo en él.

"¿No podemos dormir más?" Pregunta, probablemente usando el mismo tono como si estuviera hablando con su padre.

"Depende de cómo quieras pasar la mañana." Respondo juguetonamente, mordisqueando sus hombros.

Sus ojos se abren debido a mi insinuación. Su rostro se ilumina con una sonrisa.

"¿Yeah?"

"Depende de ti." Le digo tratando de alcanzar sus labios.

"Tengo un aliento de la mañana de proporciones épicas, amigo. Déjame visitar el baño primero."

Lo dejo levantarse. Gime en voz alta cuando se endereza.

"Siento que me golpearon toda la noche."

"Suficientemente cerca." Bromeo, abofeteando su trasero. "Date prisa."

Me recuesto y comienzo a prepararme cuando está en el baño. Existe la posibilidad de que él no quiera hacerlo pero en caso de que quiera voy a estar listo. Se congela cuando entra a la habitación. Lo miro entre mis rodillas. Lo miro cuando me mira al presionar el segundo dedo.

"¿Tu... quieres estar abajo?" Pregunta tímidamente. Sus ojos se enfocaron en los dedos en mi agujero.

"A menos que no quieras." Respondo, tratando de forzar otro dedo.

Se tropieza y se desploma sobre la cama, agitando los brazos por todas partes.

"Nunca pensé en ello." Dice evitando mirar a mi cara. Sé que está mintiendo pero no lo menciono.

"Hay chocolate y jugo si quieres. Estoy casi listo."

Realmente no estoy listo pero quiero sentirlo, lo quiero tan mal. No dejare que nadie mas me haga esto pronto porque quiero sentirlo días después de esto.

Él niega con la cabeza y se acerca a mí.

"No tengo hambre. No de comida de todos modos." Explica, su mirada finalmente deja mi culo y me mira a la cara.

Él se ve espléndido. Menudo, bonito y follable. Y mi boca se llena se saliva solo mirándolo. Sus manos se acercan a las mías, acariciando mis piernas y culo. Hay una hambre en sus ojos que casi no se ajustan a su juventud. Hace que algo profundo en mí se caliente solo al ver su fuerte deseo.

Carnada de loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora