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                    El Capitán América corrió por la cubierta del barco eliminando enemigos a diestra y siniestra, procurando no hacer mayor ruido para no alertar ni llamar la atención de presencias indeseadas. No se podía permitir aquello, pues si Batroc se enteraba de que él estaba ahí con SHIELD antes de tiempo, entonces todo saldría mal y los rehenes serían ejecutados.

Al momento de mandar a la inconsciencia a otro contrincante, llegó un hombre por su lado derecho posterior apuntándole con su arma de fuego a la cabeza, advirtiéndole con amenazas de que no se moviera de su lugar. Steve se detuvo y su mente comenzó a trabajar con rapidez, buscando la manera más rápida y efectiva de salir de la situación, cuando ese mismo hombre cayó al suelo y no por sus acciones. Brock Rumlow, junto con el resto del equipo STRIKE y Natasha Romanoff terminaban de aterrizar en paracaídas, siendo el rubio ayudado por el primero, quien había disparado su propia arma.

—Gracias. —Asintió en dirección al castaño oscuro.

—Sí, parecías indefenso sin la ayuda —contestó el agente en cubierto de HYDRA, con una media sonrisa y se quitó el equipo de paracaidismo de la espalda.

—¿Y qué hay de la enfermera que vive al frente de tu apartamento? —preguntó la rusa adelantándose hasta estar caminando a un lado de Steve.

—Debemos ir a la sala de motores —gruñó Alexandra mirando de reojo a la pareja, para luego pasarles de largo por un lado —. Será mejor concentrarnos ahora.

—La agente Pierce tiene razón —concordó el Capitán, a lo que su amiga alzó una ceja —. Después me buscas novia.

—Puedo hacer varias cosas a la vez —anunció antes de saltar al siguiente nivel del transporte marítimo, por el balcón de barras metálicas que estuvieron a su lado izquierdo.

Alexandra siguió caminando de largo con pasos ligeros, hasta hallar unas escaleras que la llevarían a su lugar de destino. Su trabajo en esos momentos era prácticamente cuidarle la espalda a Romanoff mientras ella se encargaba de detener los motores del barco. Recorrió el espacio con paciencia entrenada y usando las sombras a su favor. Se aseguró de no llevarse ningún tipo de sorpresa, pues tenía bastante experiencia con ese tipo de circunstancias, donde lo menos esperado sucedía. Decir que detestaba cuando esas cosas pasaban era poco.

Durante el trayecto se encontró con diferentes hombres, pero logró ser lo suficientemente rápida, fuerte y astuta para no causar ningún error ni dejar cabos sueltos. Los eliminó de manera simple y limpia. Hay quienes dicen que de los errores se aprenden, y la agente Pierce tuvo que hacerlo desde la primera vez que realizó una misión de campo.

MERCY  «bucky barnes»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora