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Honey, Honey

S

Esta es la peor idea que se la haya ocurrida a mi diosa.

De todos los lugares maravillosos del mundo, vine a parar en un pueblo en medio de la nada y que para remate todos parecían que esperaban el momento en que me descuidara para tomar todas mis posesiones.

Perfecto.

-Oh mi querida Carat, Diosa mía ¿No habia un mejor lugar?

No hubo respuesta más que un ligero rayo que se escuchó a lo lejos. Eso fue un no. Y para mejorar, empezo a llover.

Una parte de mí sabía que me lo merecía, solo soy un principiante en esto de "Jugar con el destino y emociones de las personas" además sé que no me tomaría en serio aún, después de elegir una mandarina como objeto para entrelazar los corazones.

¿Quien en este siglo aún usaria un arco y flecha? Eso para mi no es romántico.

Creo que en vez de divagar en medio de esta calle mojándome deberia buscar el lugar donde dormire.

Mi Carat sólo me dejo un nota con una dirección, tuve que pedirle a un par de ancianos de allí que fueron "amables" de mostrarme el camino, entre comillas, ya que estos me hiceron pagar unos 100 wones.

Toqué a la puerta, una y otra vez, me parece que paso una media hora y la poca paciencia se me estaba saliendo por los poros, este es el peor primer día que alguien puede tener en su trabajo.

¿Por qué tenia que estar en este lugar?
¿Esto es una prueba crucial para alcanzar la gloria?

Pare de tocar apegando mi frente a la puerta rogando porque alguien abriera y me sacara de mi miseria.

-Perdón por no abrir, mi hermano es bastante mezquino con cualquiera que quiera que toque nuestra puerta.

La puerta se había abierto, casi estaba por caerme más pude recuperar el equilibrio mientras escuchaba la voz de un joven.

Al verlo cuidadosamente senti como la lluvia paraba y un calor se extendía en mi cuerpo.

¿Qué esta pasando?

-¿Hola? Pareces de pocas palabras, soy Chan ¿y tú?

Seokmin, piensa algo, rápido y simple.

-Soy el frutero.

Creo que la suerte me abandonó esta mañana.