II

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Lo había hecho. Lo había hecho.

Le había quitado las cadenas.

Se preguntó qué haría ahora, tenía miedo. Le avergonzaba admitirlo pero tenía miedo. Soltó un largo respiro para calmarse ante lo que había hecho.

Sus labios temblaron y un nudo en la garganta la estaba ahogando. Volvió a mirar esos rubíes que la tenían cautivaba, era muy peculiar. Pero le abrumaba que le causara una sensasión de calma. Debía darle explicaciones del porqué lo había hecho, sin embargo, se había quedado muda. No le salía la voz por miedo a que se saliera un tono vergonzoso.

Tardó un buen tiempo en convencer a su padre de que aquella criatura no era tan malo como creían todos. Ella creía que no era malo, creía que solo es un ser lleno de sufrimiento que necesita compresión. Alguien que esté con él y lo escuche. Agradeció a su padre cuando le dio esa oportunidad, pero si le pasaba algo a su niña, no tendría de otra que exorcisarlo, llamar a un sacerdote para sacarlo de esta tierra. Eso la aterró. Tenía un mes.

—¿Por qué? —parecía sorprendido, alegre —¿Por qué lo hiciste? —sin darle tiempo a contestar, él no pudo evitar extender sus brazos y rodearla, la apretaba demasiado. Se ponía roja a causa de la falta de aire. Su corazón palpitaba con rapidez. Recordó lo que le había dicho su padre:

"Monstruos como él no tienen sentimientos"

Probó que se equivocaba. Con ese abrazo, su padre se quivocaba.

Se separó de ella y Star inhaló profundo y exhaló por la falta de aire. No tardó en toser. Debía calmarse, pues su corazón estaba recibiendo puntadas, respirar empezaba a dificultarle. Al cabo de unos segundos, respiró con normalidad y aclaró la garganta. Dejó de mostrar expresión. Sus labios eran una fina línea.

—Antes que nada, no estás libre del todo —pausó un momento para ver la expresió del chico de la máscara. Tenía una mirada ceñuda. —Para que seas libre, tienes que hacer lo que te diga.

Los ojos del ser rodaron por cansancio. Estaba cansado de que escuchar esa frase "Tienes que hacer lo que yo te diga" y lanzó un largo suspiro y un gruñido después.

—¿Qué quieres que haga? —cuestionó fastidiado.

—Primero deseo saber tu nombre.

Frunció los labios y decidió contestar con rapidez, ya que quería acabar con todo esto de una vez.

—Marco

—¿No tienes apellido? —pareció levantar una ceja detrás de la máscara pero luego negó. Claro. Los seres sobrenaturales no tienen apellido. Quizo darse una palmada mental luego de darse cuenta. Rió avergonzada. Sin embargo, la curiosidad se apoderó de ella, pero se mordió la lengua para evitar seguir preguntando. La criatura llamada Marco hizo una mueca por no entender qué es lo que estaba pasando por su cabeza.

—Tienes un mes, para que pueda conocerte. —antes de que Marco preguntara siguió hablando —Me diste cierta curiosidad ¿Sabes? Me dio por convivir contigo, quiero saber sobre tí.

Sus labios se abrieron por sorpresa, nunca había escuchado nada parecido, era la primera vez. Un montón de recuerdos pasaron por su mente y quería callarlo, eran malos aquellas proyecciones que ocurrían dentro de su cabeza. Las cosas horribles que le había pasado no eran dignas de recordar. Si pudiera, borraría todos esos malos recuerdos.

Star notó unos cuernos arriba de su cabeza, casi no se notaban, a menos que ladease la cabeza. Su aspecto era de lo peor, estaba despeinado y su traje estaba rasgado, sucio; de muy mal aspecto. Entonces, sin miedo, lo tomó de la muñeca y este soltó un quejido y se estremeció.

Darkness  • Starco • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora