III

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Las notas bailaban en el aire y sus dedos bailaban con las teclas. Blancas y negras. Era un gran pasatiempo, la hacían sentir tranquila, la hacian olvidar todo. Todo.

Era una música que ella había compuesto cuando se había sentido mal debido a problemas que tenía con su padre y madre. Estaba al límite.

Seguía teniendo cierta curiosidad por Marco. No lo molestaba, por ahora, ya que quería que descansara después de esos meses en lo que estuvo encerrado en aquel calabozo.

Cuando lo capturaron ella no lo podía creer. No quería que pasara por tremendo sufrimiento. Algo le decía que debía ayudarlo. No podía dejarlo así.

Siguió con la música inundando la sala, le encantaba. Le gustaba tocar con el corazón aquella sinfonía que la había enamorado apenas la compuso.

Sintió la mirada de alguien y la molestó por tener que obligarse a detener aquella música que realizaba con sus dedos. Al voltear, lo vió a él. Marco se encontraba recostado en la pared mientras la veía, se sonrojó de la vergüenza. No le gustaba que la vieran tocando.

—¿Q-Qué haces aquí? —su nerviosismo la hizo soltar el tartamudeo, eso la molestó.

—Nada. Solo quería saber de dónde se escuchaba tal hermosa música ¿Tiene algo de malo?

—No, no. Para nada. —levantó ambas manos mientras negaba nerviosa.

—Tocas muy bien el piano. Graciosamente, yo había tocado una música igual. No sabía cómo tocar el piano hasta hacer lo que mi corazón me dictaba y eso causaba que mis dedos se movieran solos en las teclas.

—Wow, qué coincidencia... am... ¿Quieres intentarlo? —señaló el piano con una sonrisa —Ansío verte tocar.

Vaciló un momento, hace mucho que no tocaba un piano. Pasaron meses desde la última vez, incluso temía por haber perdido la práctica. No obstante, nunca practicó piano para tocar su música; lo hacía cuando su corazón lo dictaba. Lo admitía, extrañaba tocar las teclas y cómo se hundían al ser presionadas por las yemas de sus dedos produciendo la música que le gustaba escuchar.

Finalmente decidido, caminó hasta el taburete mientras Star le dejaba un asiento a su lado.

Se sentó y miró por varios segundos las teclas. Se preparó y colocó las yemas de sus dedos, poniendolas en posición, para que las teclas hagan sonar su música.

Su música llenó toda la sala pero con un sentimiento de lamento, se había escuchado como si estuviera resumiendo su vida en la sinfonía de piano. Todos sus recuerdos se manifestaron en su mente, proyecciones una tras otra, recordó todo aquello que lo atormentaba, como lo trataron toda su miserable...

Evitó concentrarse en todos los malos recuerdos.

Sus música relataba todo lo que había estado sufriendo. Quería acabar con todo eso.

Minutos después de acabar abrió los ojos y un sentimiento de alivio recorrió todo su cuerpo. Parecía que necesitaba descargarlo. Volteó hacia Star, se encontraba tapandose la boca por el asombro mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.

—Lo siento, no debí haber... tocado —se sintió mal por un instante.

Star volvió a recordar lo que dijo su padre:

"Monstruos como él no tienen sentimientos"

Se equivocaba. Él estaba completamente equivocado. Con esto lo confirmaba. Punto para Star.

—Tu música fue... —no le salían las palabras. Estaba tan asombrada que pareció haberse quedado muda. —maravillosa —completó finalmente.

Darkness  • Starco • Donde viven las historias. Descúbrelo ahora