En un reino no muy lejano, existe una chica que le encanta escribir, sin embargo, los villanos exámenes y últimos años antes de entrar a la universidad no le permiten actualizar su fanfic principal. Por lo que creo este libro para no dejar a sus lec...
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Damien Pov
¿Alguna vez han conocido a alguien tan inocente que sientes que te va a dar diabetes cada vez que hablan? Pues esta chica era idéntica, era la bondad hecha persona, todos la veían como un ángel caído del cielo. Todos los chicos la amaban por su ternura y las chicas la admiraban por su buen corazón.
Muchos odiaban que pasara tiempo con ella pues temían que la corrompiera o algo, pero eso era imposible, siempre que decía algo malo o hacía referencias a la muerte ella me miraba mal, pasaba todo el día intentando hacer que cambiara de parecer, me volvía loco.
Pero de esa locura surgió algo más, algo que me obligaba a molestarla cada vez que la veía pues me encantaba verla enojada, sus mejillas se enrojecian y siempre hacía un leve puchero. Como en este momento, ella estaba sacando sus cosas del casillero, así que decidí acercarme y hacer lo que mejor hago. Cerró su casillero, se giró y pegó un pequeño grito cuando me vio, me paré en frente de ella para que no se escapara.
Comenzamos a charlar como siempre - Damien, basta - dijo ______, solté una pequeña risa.
- Oh vamos, ¿acaso no has sentido la necesidad de golpear a alguien hasta que se le salgan los sesos? - ella negó con la cabeza.
Escuché unas pequeñas risas detrás mío, miré de reojo, Wendy y sus amigas estaban paradas viéndonos, algunas estaban tomándonos fotos y otras estaban levantando su pulgar en señal de aprobación.
- ¿Qué les pasa? - pregunté, ella se puso nerviosa de inmediato.
- Ah, ah, no lo sé - intentó disimularlo su nerviosismo, ya no miraba mis ojos, ahora tenía la vista fija en el suelo, sus mejillas tenían un leve tono carmín, sus piernas temblaban ligeramente - Damien, quisieras... -
- ¿Tener una cita contigo? Con gusto - respondí.
- ¿Como sabías que eso te iba a preguntar? -
- Soy el hijo de satanás, yo lo sé todo... - susurré lo último en su oído, besé su mejilla y me separé un poco de ella - Paso por tí a las seis de la noche, no tardes preciosa -
Ella se sonrojó más, tapó su rostro con sus manos y se agachó, en el suelo asintió levemente. Sonreí por su acto y me fui muy feliz a clases.
Las clases transcurrieron con mucha lentitud, pero después de una tarde muy aburrida llegó el momento más esperado, fui directo a su casa, asumí que sus padres no sabían de nuestra cita, así que fui a la parte trasera de la casa, podría solo aparecer en su cuarto, pero a ella no le gustaban esas cosas. Arrojé unas piedritas a su ventana, vi como se asomó, me saludó y escribió algo en su cuaderno.
- Espérame, ya bajo - apoyó el cuaderno en la ventana para que yo lo viera.
Despúes de unos segundos la vi salir por una puerta de vidrio, llevaba un vestido blanco muy precioso, la luz de la habitación hacía que ella se viera de verdad como un ángel. No pude evitar sonrojarme, chasqueé los dedos e hice que aparecieran unas hermosas (pongan sus flores favoritas aquí)
