Debo dejar de pensar en voz alta.
•••
Okey, estoy llorando de nuevo en tiempo récord. Al parecer la idea del autor de el libro era matar a todos, ¡Es un asesino sin corazón!.
Y claro que la maestra quería vernos sufrir, aunque debo admitir que el libro es bueno, el mejor que he leído recomendado por ella.
Parece que todo va un poco tranquilo, es decir, ya no ha muerto nadie a excepción de el padre de la protagonista, por lo que me encuentro como una idiota esperando el ataque de la autora. Todo va demasiado tranquilo para ser real.
Recuerdo que se murió un personaje ardiente y vuelvo a llorar como una idiota, esto es demasiado malo.
Siento la pesada mirada del chico a mi lado por lo que volteo limpiando el rastro de lágrimas que hay en mi cara.
—¿Que? —pregunto mirándolo.
—Mira no quiero parecer maleducado, pero,¿Puedes guardar silencio?, Eres un jodido desastre llorando —me mira frunciendo el ceño, como si fuera un enigma difícil de descifrar.
—¿No preguntarás al menos porque? —sorbo mi nariz.
—No.
—La amabilidad no es lo tuyo, ¿cierto? —digo lo obvio, pareciera que este chico siempre es borde, o tal vez solo lo es conmigo.
—Me lo han dicho —se encoje de hombros—. Pero enserio, cállate, o llora en silencio.
Bufo, dejo de leer porque se que seguramente lloraré de nuevo. Además que seguro tengo los ojos hinchados y la nariz roja de tanto llorar por la muerte de mis personajes ficticios favoritos.
Con curiosidad miro al chico a mi lado al que no le he prestado tanta atención desde que llegué aqui. Miro su perfil de lado; tiene el cabello negro como la noche, su piel es pálida lo que provoca que contraste con su cabello, sus ojos son verdes con motas cafés alrededor de ellos, y sus labios son un poco pálidos aunque regordetes.
Conclusión: el es guapo.
Su cara se nota relajada, se encuentra dibujando algo en su cuaderno; curiosa bajo la mirada tratando de entender lo que hace.
Tiene un cuaderno de dibujo, y está dibujando algo que a la vista empieza a verse hermoso. Es una chica tirada al suelo que parece dividirse en dos partes, la mitad es como si todo fuera perfecto, ya saben, felicidad, colores como amarillo prevalecen en ese lado. Y del otro lado se ve todo opaco, como si estuviera triste, los colores aún no los pone.
Recargo mi cabeza en mi mano, viendo lo que hace.
En un momento se detiene y para de dibujar, me mira y hace lo mismo que yo. Recargando su cabeza en su mano.
—¿Ya terminaste de viborearme?.
Mierda, soy pésima disimulando.
—En realidad no, ¿que hacías?.
—No te quiero decir lo obvio, pero estaba dibujando.
Ruedo los ojos—. Lo sé, pero ¿Que dibujabas?.
—No soy de las personas que le cuenta sus cosas a desconocidos. —se encoje de hombros.
Estaba a punto de decir algo, cuando al salón llego el maestro encargado de hacer nuestra vida miserable. Aunque me alegro que haya llegado al menos tarde.
—Buenos días alumnos. —se acomoda en su asiento dejando su absurdo maletín, seguro ni si quiera trae nada—. supongo que ya saben porque están aquí, aunque si piensan que será una típica detención están equivocados —sonrie maliciosamente, maldito calvo—. He hablado con el director de este instituto y le he sugerido una idea.
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La Chica Del Corazón De Oro © [EN PROCESO]
Romance[ACTUALIZACIONES SEMANALES]. Alanna Miller es una comedora de libros, desde los románticos y clichés, hasta los románticos tristes, esos dónde el final no es tan feliz. Ella sueña con encontrar el cliché que siempre a querido, ese dónde la lleven a...