Capítulo XXVII: La despedida

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Erika:

Han pasado como unos tres o cuatros días desde que estoy encerrada aquí, ninguno se atrevió a liberarme, las palabras de Miiko sobre mí le han afectado a pocas personas y la mayoría se negaban a creerle y están de mi lado. La noticia de que regresaría a mi hogar se fueron volando como polvo por todo el lugar hasta llegar a los oídos de los habitantes, todos estuvieron en contra de Miiko, rogaron una, otra y otra vez de poder quedarme pero Miiko no les dio mucha atención a sus ruegos, ella les explico un millón de veces de que soy un peligro para el refugio de Eel.

Hoy era el día de que regresaría a mi hogar, esta noche van a crear el portal inmediatamente cuando lleguen Nevra y el resto.

No sé qué pensara Nevra al respecto pero tan solo pensar que se deprimiría por mi emigración, me pongo aún más triste. Nevra... pienso en mis adentros con la vista pegada en el techo y abrazando mis piernas... cuando me vaya esta noche no quiero que me extrañes de por vida y quedarte ahí solo deprimido, deseo que sigas adelante conmigo o sin mí o con otra mujer que te haga feliz, que ilumine tus días... deseo lo mejor para vos... Te amo Nevra.

Miiko:

Estaba terminando con los últimos documentos que me quedaban en el escritorio cuando alguien entra y me llama, levanto la cabeza y me encuentro unos ojos verdes, es Leiftan. Parece que su mirada refleja tristeza... ¿Qué le sucede?

-Leiftan, ¿qué sucede? Si veras ahora mismo estoy...- Le digo mientras paseo mi mirada de un documento a otro que hay en mis manos, no pude terminar de hablar cuando el lorialet me interrumpe

-Perdón por molestar Miiko, pero ya están llegando- Dice muy tranquilo, como siempre en la mayoría del tiempo

-¿Están llegando Nevra, Karenn...?- él asiente ante mi duda -Entonces vayamos a recibirlos- Acompaño esas palabras levantándome de la silla de escritorio y aproximándome a la salida

-¿No sería mejor ir a buscar a Ezarel? A él también le gustaría recibir a su amigo, aún sigue en la enfermería y sería muy malo de nuestra parte dejarlo ahí mientras nosotros estamos con Nevra y el resto- Exclama un poco enfadado

No pude evitar en soltar un suspiro mientras agachaba mi cabeza, luego de unos segundos de estar metida en mis pensamientos me volteo hacia él con una ceja levantada.

-¿Aún sigues molesto por la decisión que tome respecto a Erika?- Suelto esas palabras muy cansada, esa chica me da bastantes problemas y, no puedo poner en riesgo al refugio de Eel

-¡¿Cómo no voy a estar molesto sobre tu decisión respecto a Erika?! Esa pregunta fue muy inútil...- Me responde aun con la furia emanando de él, aprieta sus puños con fuerza

-*Suspiro* Tú tampoco me des problemas Leiftan, sabes perfectamente de que no me arrepiento de mis elecciones, ¡Erika pone en riesgo el C.G! ¡Su raza nos pone en peligro!

-¿"Su raza"?- Repite las palabras pronunciadas por mí con disgusto y con la ceja arqueada -Sabes muy bien que ella nunca quiso ser una Daemon pero la convirtieron a la fuerza, no es su culpa que la debilidad de su especie sea ese maldito instrumento

-Ya se, hace tiempo que el silbato es su debilidad- Le respondo rodando los ojos mientras suspiraba pesadamente y con los brazos cruzados, este tema me estresa bastante...

-¿Y hay solución al respecto?

-...Si, ¿y?

-Desde un principio supiste que perseguían a Erika por ser una Daemon y para convertirla en su esclava, si ella no aceptaba lo harían a la fuerza y el único objeto que sirve para que obedezcan las órdenes de los demás es el chifle. ¡La hubieses ayudado al respecto! ¡La hubieses entrenado así el maldito instrumento era inmune a ella!

¿Me amas cómo soy? /Eldarya [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora