Capítulo 4 - Español

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Superstar – Taylor Swift


Las dos semanas siguientes se fueron en actividades sumamente similares, presentarnos, conocernos y sentirnos acogidos, en realidad olvidaría el nombre de la mayoría para dentro de un mes; era mala con los nombres y las caras, era aún peor si me importaban un carajo.

Entre todo mi aburrimiento, a veces dibujaba al final de mi libreta, no era particularmente buena, pero me gustaba hacer outlines de personas o cosas, me parecían lo suficientemente sencillos para no notar que daba asco, pero estos dibujos me llevaron a estrechar mi relación con la pelirroja, con la que compartía casi todo el día, y ahora sabía que prefería le llamara Abby, así cómo yo prefería Gabbs.

—Mira —, llegó un día por la mañana, siempre estaba demasiado de buenas por las mañanas mientras que yo trataba de matarme —, ayer me acordé de tus dibujos y quería mostrártelo —. De entre sus cosas sacó una pequeña libreta, más o menos mediría lo que mide media hoja carta y la puso en mis manos—. A veces me gustaba hacer esa clase de dibujos, cómo los tuyos.

Comencé a hojear la libreta y tenía varios dibujos en trazos de tinta gruesa, seguro serían con una pluma de gel o algo similar, yo sólo hacía esta clase de dibujos en marcador negro.

—¿Dibujas algo más? — pregunté tratando de ser cortés respecto al arte que ella me estaba confiando.

—En realidad lo mío es la pintura, a veces la fotografía.

—Son muy bonitos —, confesé con algo de mentira, que más bien se debía a que yo no sabía muy bien apreciar el arte, cuando algo era bonito y cuando no. Le devolví su libreta y ella la guardó.

Así era como nos habíamos comenzado a hacer mejores amigas, y de pronto ya estábamos riéndonos juntas de las chicas que se creían superiores.

"Estoy enferma, te veo hasta mañana" me texteó el primer día de la semana en la que se suponía ahora sí, comenzaríamos a hacer algo. Normalmente no usaba el celular, no contestaba las llamadas ni los mensajes, con suerte a veces los veía. ¿Con quién me reiría de las tonterías que decían el par de rubias de caja de mi grupo? Desesperanzada, tuve qué comenzar el día.

­—Buenos días —, saludaron con dificultad desde la puerta, casi 20 minutos tarde —, ¿aquí es primero? —, podías notar que se le dificultaba hablar, y que el español no era su idioma natal, tenía cierta dureza en algunas letras, y cierta suavidad del inglés en otras. Varias risitas se escucharon a lo largo del aula, por otra parte, la maestra rápidamente miró para reprenderlo por la tardanza, pero al ser un alumno nuevo, no lo hizo.

El chico era alto, de poco más de metro ochenta, delgado cómo espiga, con tez blanca enmarcada por desarreglados cabellos negros, cejas semi pobladas y bajo éstas, unos grandes y profundos ojos azules. Mierda. Por un momento quedé maravillada, pero luego me recordé que yo no era lo suficientemente bonita para ese tipo de chicos, por lo que escapé de mis pensamientos y continué tomando las notas de la pizarra.

—Pasa —, le invitó señalándole con una mano a que tomara algún asiento vacío. El chico sin entender bien, caminó dentro y se situó en el lugar de Abby, y antes de que yo pudiera detenerlo, la maestra continuó dirigiéndose a él —, eres Austin Rother ¿cierto? —, desconcertado la miró y asintió sin entender por completo.

—No hablo aún bien español—, confesó algo avergonzado y varias chicas rieron con dulzura, mirándolo, y sus mejillas se sonrojaron suavemente bajo su pálida tez.

—Preséntate con nosotros —, intentó facilitarle.

—Soy Austin Trétiakov, soy ruso, bueno, vivía en Estados Unidos —, trató de enunciar lo mejor posible —, pero crecí en Moscú.

Punto y Coma  [T E R M I N A D A]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora