Capítulo 6 - Sin Formalidades

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De grandes ojos verdes y cabellos dorados, entró un chico tras Abigail y Jacobo por la mañana, yo había llegado más temprano de lo normal porque Alan me había traído a la escuela, así que ya estaba instalada en mi mesa para cuando ellos llegaron, los tres entraron hablando de cosas sin sentido hasta que llegaron a dónde siempre se sentaban, y el chico rubio se acercó para saludarme; tenía algunos rasgos faciales un poco femeninos, por lo que al final, teniéndolo de cerca no me pareció del todo guapo.

Sentí un clic extraño entre ambos, cosa que no entendí porque incluso su cercanía me desagradó, muchos años después entendí que no era un clic de amor ni nada similar, era tan simple como el que estaríamos conectados toda la vida.

—Él es mi mejor amigo desde siempre —, me anunció la pelirroja mientras él salía del salón para ir a su propia clase, aunque realmente no nos habíamos presentado, soltó el comentario al aire sacando sus cuadernos —, tiene 20, está medio pendejo y según está en el segundo semestre de no sé qué ingeniería, pero creo que se va a terminar cambiando de carrera.

—¿A cuál? —, estas últimas semanas había comenzado a poner atención a lo que mis amigos me platicaban, siempre ignoraba lo que me contaban y ahora eso me parecía descortés.

—No lo sé, a algo de música —, mencionó la pelirroja despreocupada, estaba segura de haber escuchado mencionar a Salvador esa carrera en la universidad dónde él se matricularía, pero ni siquiera estaba bien informada de qué estudiaría mi hermano.

Mientras Abby me seguía contando de ello, Jacobo había logrado acomodarse en un lugar en el que estuviéramos los cuatro juntos, él estaba bastante loco por ella, cuándo Austin llegó, se extrañó al ver a Jacobo junto a nosotras, pero sin decir nada, se sentó a mi lado, no le dirigía propiamente la palabra, él a veces intentaba buscar la manera de relacionarnos, pero yo lo pasaba de largo.

—¿Por qué me alejas, Gaby? —cuestionó una vez habíamos salido de clases y Abigail se había ido, yo esperaba a que Alan terminara su última clase.

—No me llames Gaby —espeté.

—Gabriela —se corrigió a sí mismo y continuó —, ¿por qué?

­—No te alejo.

—Claro que lo haces, si no lo hicieras, a pesar de raro, ni siquiera te lo mencionaría—, su español estaba mejorando bastante gracias a Abigail —. Sé que ahora todo es incómodo, que ni siquiera debí pensar en hacerlo, pero ya ni modo, tengo qué vivir con mi arrepentimiento, y si sigues siendo así conmigo, también tendré que tomarlo —, me quedé callada un largo rato, evadiendo su mirada, e iba a responder cuando vi a mi hermano caminar en mi dirección y el pelinegro también lo notó —, lo siento —, se disculpó de nuevo, despidiéndose con una mano y luego alejándose rápidamente apenado y con la cabeza gacha, en la dirección contraria a la que venía mi hermano.

—¿Qué pasó con ese chico? —, me cuestionó Salvador después de haber conducido en silencio un rato, cuando iba por mí a la escuela en la ciudad, solíamos platicar largo rato en el tráfico, pero aquí el tráfico no existía y por lo tanto, a veces no hablábamos demasiado.

—Era un amigo, supongo, hasta que intentó besarme y me incomodé y dejé de hablarle.

—No sé por qué no me sorprende — mencionó con algo de disgusto, evitaba las cosas en lugar de afrontar mis problemas, había dejado de disfrutar los conflictos.

Mi hermano rebuscó el boleto del estacionamiento entre sus cosas y luego me envió a pagarlo, desganada, lo hice; mientras caminaba, traté de ignorar mis pensamientos, porque por ahí había surgido la idea de que quizás si sentía algo por Austin, y que mantener todo en formalidades, no ayudaría en lo absoluto, además de que su cara triste me resultaba algo tierna, y... ¡no, Gabriela!

Punto y Coma  [T E R M I N A D A]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora