Capítulo 4

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Eran ya las nueve, pero al ser verano a penas se notaba que estaba atardeciendo. Ya habíamos incluso acabado de cenar, y aún no había habido ni un triste intento de tocarme de ninguna manera. Lo único que me ponía la piel de gallina era el contacto visual, nunca me había dado cuenta de la belleza de los ojos marrones hasta que me perdí en los suyos.

-¿Quieres que volvamos a casa?- Preguntó, pero se levantó justo después de decirlo así que no me pareció exactamente una sugerencia.

-Sí, vale.-Respondí, poniéndome en pie.

Le ayudé a recoger los restos de comida y el mantel, y se empeñó en acompañarme a casa. A estas alturas, yo ya tenía claro que estaba en lo más profundo de la "friend zone", y estaba avergonzada de mi misma por haber sido tan estúpida de pensar que podría gustarle. No había ni intentado tocarme, ni había flirteado conmigo en ningún momento, y con los nervios se me había olvidado preguntarle cosas personales, o cosas sobre mi. Porque, ¿cómo era posible que sin sentirse atraído por mi supiera tantas cosas de mi rutina en la biblioteca? Y si no le gustaba, ¿por qué me había preparado este picnic y había pasado el día entero conmigo? ¿por qué se lo había currado todo tanto? No lo entendía, y probablemente no lo entendería nunca. Estábamos llegando ya a mi casa, y llevaba todo el camino dándole vueltas a esto cuando su mano rozó la mía, primero casualmente, y después deslizó sus dedos entre los míos. Por un segundo todas las dudas se dispersaron, tenía que gustarle, esto no lo hacen los amigos. Sentía cómo me recorría el cuerpo un escalofrío, y le miré, pero el estaba ocupado mirando nuestras manos. Seguimos en silencio hasta que llegamos a mi puerta.

-Bueno, es aquí.-Dije, intentando sonar lo menos nerviosa posible.

-Oh, vaya, que corto se me ha hecho el paseo.-Dijo sonriendo nerviosamente, me soltó la mano y se la pasó por el pelo.

-Sí, a mi también. Bueno.. Ya nos veremos.

Caminé por el pequeño camino de piedra hasta la puerta, pero el se quedó quieto y dijo:

-Me lo he pasado muy bien, Effy.

Me giré para responder, y me lo encontré justo en frente de mi.

-Sí, yo también.-Respondí con un hilillo de voz.

Me cogió de la mano otra vez, y me dio un beso en la frente. Tenía miedo de que pudiera escuchar mi corazón latir. Cuando se apartó, me sonrió y dio un par de pasos de espaldas, diciendo:

-Espero verte pronto.

Y sólo me dio tiempo a devolverle la sonrisa, cuando él ya se había subido a su coche y se alejaba. ¿Había sido casualidad que su coche estuviera aparcado delante de mi casa? Lo dudaba mucho.

Al entrar en casa aún me temblaban las piernas. Saqué el movil del bolsillo y me encontré con un par de mensajes más, eran de Dean. Decidí mirar primero los de Kim, ya que la había ignorado todo el día sin querer. Decían: "he vuelto a recibir mensajes de un número desconocido, me está empezando a asustar Eff" "y si es George con un número nuevo? tendría sentido que no quisiera que supiera quien es, verdad?" "ese cabrón retorcido". No pude evitar sonreír. Teóricamente, no debería tener un teléfono móvil consigo en el hospital, pero según me había contado había sido muy sencillo seducir a un joven enfermero para que le devolviera el suyo. Le escribí "es probable que sea el, mañana le preguntaré a Dean si ha cambiado de numero y te cuento" "hoy ha pasado algo genial, tengo que ir a verte", y aún podía sentir su beso en mi frente mientras lo mandaba.

-¿Elizabeth?- Preguntó la voz de mi madre desde la cocina.

-Sí, mamá, soy yo.

-¿Se puede saber dónde has estado todo el día?-Preguntó de nuevo, con un tono enfadado.

-En la biblioteca, ya lo sabes. Estoy muy interesada en las religiones y eso últimamente.

-Y probablemente en Paradise también, ¿eh?-Dijo con una sonrisa ladeada.-Jack, Jack Paradise, el hijo de Tina y James Paradise. Sus padres vienen a comer a menudo, sabes quienes son, es su hijo. Os he visto en la entrada.

Me quedé paralizada unos segundos. Siempre me iba a dar una vuelta cuando mis padres tenían invitados, podríamos ser amigos de los Obama y probablemente no me habría enterado.

-No... No tenía ni idea.-Respondí, poniéndome algo colorada de nuevo.

-Tu padre a salido a tomar algo con el suyo esta noche, ya sabes lo bien que se llevan.-Dijo mi madre, volviendo a centrarse en la televisión.

Sí, claro que había oído hablar de los Paradise, venían al menos una vez cada dos semanas a comer o cenar, y mis padres también iban a menudo. Yo a menudo me "ponía enferma" o "tenía otros planes", que solían ser leer. A sus padres les había conocido por diferentes razones: Tina siempre venía a tomar el té con mi madre, y James veía todos los partidos con mi padre, tanto en esta casa como en la suya, o en el bar. Ahora entendía por qué había sabido dónde vivía, y también entendí por qué eso de ser sociable se considera tan importante.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2014 ⏰

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