Capítulo 3

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Caí sobre un charco de aquel liquido verde, solo pude mirar a mi alrededor, los edificios estaban casi destruidos, algunos tenían los vidrios rotos, otros tenían ese líquido pegado el cual los deshacía lentamente, vi pelear a dos criaturas dentro de un local ambas estaban totalmente deformes, a uno le salía un chorro de sangre debes en cuando de la boca, mire hacia el cielo, se veía el gran edificio desde donde había caído, parecía que iba a llover, solo pude serrar los ojos mirando aquel cielo hermoso, lo último que  pude decir fue – creo que moriré-.

Solo pude sentir como aquel liquido entraba dentro de mí, sentí como comenzaba a recorrer mi piel lenta y fríamente, hasta en punto de recorrer todo mi cuerpo, sentí como mi cuerpo empezaba a convulsionarse, ese líquido salía de mi boca; abrí los ojos lentamente estaba en un espacio total mente diferente, totalmente blanco, no existían sombras, ninguna mancha de oscuridad, solo un denso y acalorado fondo blanco.

Me levante, no tenía heridas ni ninguna lesión, podía moverme libremente sin ningún problema, empecé a caminar hacia el norte, o por lo menos eso creo, después de un tiempo me parecías haber caminado durante horas, talvez solo fueron minutos, no estoy muy seguro, después de un tiempo caminando; a lo lejos vi una pequeña cabaña vieja, los vidrios raramente parecían nuevos aunque un poco sucios, tenía una estructura pequeña, parecía echa de madera recién labrada.

Me acerque lo más rápido posible hacia ella, entre, por dentro era rustica, había una pequeña chimenea, también tenía varios cuadros de algunos paisajes como una playa a la luz de  la luna, 2 personas sentadas frente a un gran lago, una lluvia de estrellas, una águila en pleno vuelo, todos eran cuadros de dibujos hechos a mano y pincel, el que más resaltaba era un cuadro pintado con finos y vellos rasgos, resaltaban por estar en medio de la casa sobre la chimenea, era un retrato de una familia, hijo, hija, madre y padre, ninguno de ellos tenía rostro, en cambio tenían una gran mancha en aquel lugar.

Decidí admirarla más de cerca, fui acercándome lentamente admirado por su belleza, quería tocar sus bellos rasgos, estaba enfrente de ella, estire mi mano para poder tocarla, sentía que al tocarla podría sentir esa tranquilidad que necesitaba, con mi dedo índice apenas pude tocar la fina y delgada capa de pintura, la chimenea prendió en llamas, di un salto  hacia atrás para evitar quemarme, la casa empezó a temblar, los cuadros y lo demás, todo comenzó a caer, la casa se estaba derrumbando.

Intente salir de la casa, corrí hacia la puerta, estaba a punto de salir pero ya era demasiado tarde, la casa callo sobre mí, no sentí peso alguno, no escuche el golpe de las cosas al caer al suelo, no vi nada de la casa a mi alrededor, estaba nuevamente solo en ese cuarto blanco.

Escuche una vos gritando -¡oye!- voltee hacia todos lados en busca de quien estaba gritando, solo escuchaba aquella vos gritando-¡oye! !Oye! ¡Por aquí voltea!-¿quién eres? ¿Dónde estás?-es lo que gritaba cuando es cuchaba aquella vos, yo no podía encontrarla, no sabía de donde provenía por culpa del eco de aquel lugar. Mire hacia arriba había una sombra humanoide la cual cambiaba constante mente de forma, tenía una gran sonrisa, simulaba estar sentada, solo pudo decirme- lo siento realmente lo siento, pero… de nada-.

Un Rojo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora