Cap. 1 Conociéndose

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Era demasiado temprano para abrir sus pequeños ojitos, pero el ruido de afuera no le dejaba volverlos a cerrar y los gritos se escuchan a cada rato en la casa vacía de al lado.

- ¡Estás loco viejo! - Gritaba un pequeño peliazul, exasperado de cargar tantas cajas, llevaba más de media hora quejándose.

- Ni-san por favor - Suplico otro pequeño arreglándose los lentes - Te podrían oír.

- Eso que me importa Yukio - Le recrimino molesto. - ¡¿Me estas escuchando viejo pervertido?! - Volvió a gritar el niño viendo que su tutor no le tomaba atención.

- Ya cállate mocoso - Dijo mirando a las demás casa, cerciorándose de que no escucharan nada.

El niño soltó un bufido muy molesto, ¿acaso el viejo no entendía que era muy temprano para la mudanza? ¡Eran las 4 de la madrugada! Pero eso no se quedaría así, claro que no, eso sí que no, nadie lo levantaba tan temprano y más para hacer cosas tan aburridas y pesadas, busco con la mirada la ayuda de su hermano gemelo, pero al ver que este lo miraba con reproche supo que estaba solo, así que sin previo aviso y sin pensarlo, soltó la caja que llevaba, la cual estaba con algunos utensilios metálicos de cocina, provocando así grandes ruidos, pero eso parecía que no era suficiente para molestar a los vecinos.... bueno, excepto a cierta niña ya harta de todo ese lio.

No le importo agarrar algo delgado para no pescar un resfrió por tempranas horas y se dirigió a la ventana para gritar a todo pulmón.

- ¡YA CALLENSE DE UNA VEZ! - Grito a todo pulmón y con la cara sonrojada por el esfuerzo. Observo como un señor, ya mayor, peliblanco fumaba un cigarro agarrando un par de cajas (que estaba por soltar insultos al niño), luego vio a un niño pelinegro, casi de su edad bajando una caja del coche, y por ultimo observo a el niño gritón, peliazul, en medio de todo el bullicio. Lo miro fijamente como si la distancia no existiera. - Y tú - Lo señalo - Más te vale no volver a abrir la boca, si no quieres desaparecer. - Una vez que termino su amenaza cerro la ventana tan fuerte que los perros de la calle empezaron a ladrar.
Yukio y Rin (El niño gritón) por primera vez sintieron un extraño sentimiento, además de una corriente eléctrica en la columna vertebral, nadie le había gritado de esa manera.... Mientras que Shiro (El padre de los niños) evitaba romper en carcajadas, pues jamás había visto a alguien capaz de dejar con la boca cerrada a su hijo, gemelo mayor.

Mientras el niño después de su pequeña conmoción empezó a recoger todo, malhumorado, lanzando insultos y maldiciones a la niña peli-violeta.

La niña al ver que no había más ruidos, sonrió y empezó a cerrar sus ojos, mañana ya se tomaría la molestia de conocer a sus molestos vecinos.

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Al día siguiente una vez que había desayunado, a eso de las 10 de la mañana, escucho como tocaban el timbre de su casa.

- Izumo por favor abre la puerta - Dijo su madre mientras le daba de comer a su pequeña hermana. Ella solo asintió antes de dirigirse a la puerta.

Al abrir la puerta se encontró con sus nuevos vecinos.

- Hola pequeña ¿Están tus padres? - Pregunto amablemente el señor de esta mañana. Ella asintió y fue a buscar a su madre y de reojo vio como el pequeño peliazul la miraba molesto.

- Mama te buscan. - Su madre extrañada se dirigió a la puerta de su casa con su hija menor en mano.

- Buenos días ¿Qué se le ofrece? - Saludo amable, tanto que los niños la observaron maravillados.

El pequeño peliazul se preguntó cómo una persona tan amable podría tener una hija tan loca como esa niña, porque si había aceptado a venir con su padre y hermano solo había sido para dejar en claro que no se sentía intimidado.

- Oh mucho gusto soy Shiro Okumura - Le tendió la mano - Traje esta canasta de frutas a modo de disculpas por el ajetreo de esta mañana - Dijo sonriente mientras entregaba la canasta.

- Oh no, no se hubiera molestado. Además yo debería ser la que los recibiera en el vecindario y pida disculpas - Viendo de reojo a su hija, sabia sobre el alboroto de esta mañana. Shiro al darse cuenta decidió a intervenir.

- No se preocupe, lamentamos las molestias, ellos son mis hijos Rin y Yukio Okumura. - Presento a los dos pequeños.

- Mucho gusto señora - Dijo respetuosamente el pelinegro.

- El gusto es mío - Dijo sonriente.

- Yo soy Rin......

- El ruidoso - Susurro la pequeña, recibiendo una mirada severa de su madre.

- Lamento el ruido de esta mañana - Dijo nerviosamente a la señora, porque era obvio que no le pediría disculpas a esa niña gruñona.

- No hay problema, ¿Izumo no crees que les debes una disculpa? - Pregunto agachándose a la altura de los niños.

- A él no - Dijo mirando a otro lado y cruzando sus brazos.

- ¡Kamiki Izumo! - Regaño su madre recibiendo un sonido de molestia.

- Lo siento, no quise ser grosera - Se disculpó con Shiro y el pelinegro, no estaba dispuesta a disculparse con el "ruidoso" ¡Se lo merecía, por gritos!, su madre suspiro cansada pues para ser niña tenía un orgullo muy grande.

- Bueno, porque no pasan a tomar un pequeño refrigerio. Tenemos galletas de chocolate y vainilla junto con leche. - Inmediatamente los niños miraron suplicantes a su padre y este a sentirse acorralado acepto.

Una vez adentro, se sentaron en el comedor y empezaron a platicar, rápidamente Shiro y madre de Izumo se hicieron amigos tanto que los niños se aburrieron y salieron al jardín.

- Oe niña gruñona - Dijo Rin - ¿Dónde está el baño?

- No soy una niña gruñona

- Claro que lo eres

- Que no

- Que si

- Que no, niño ruidoso.

- Que sí, niña gritona.

Yukio suspiro resignado, sabía que tanta paz ya era extraña, los niños seguían discutiendo así que él decidió dar una vuelta inspeccionando la casa, se dio cuenta que su casa y la de la niña era las únicas que estaban "conectadas" ya que las demás tenían un muro de por medio. Una vez que volvió vio que su hermano seguía discutiendo, así que se fue a jugar con la pequeña hermana de Izumo.

- Eres insoportable

- Tu no te quedas atrás, niña gritona - Dijo furioso, jamás había conocido a una niña que le llevará la contraria o que le discutiese ¿Qué no sólo los niños eran así? ¿Acaso las niñas no tendrían que ser lloramos, berinchudas y ese tipo de cosa?, lo extraño es que ninguno de sus padres se daba cuenta de la discusión que llevaban a cabo sus hijos. - ¿Qué tal si hacemos las pases? - Pregunto resignado, su madre le regañaría, (si estuviera viva) por tratar así a una niña.

Ella lo miro extrañada y aun con duda acepto, no quería sermones de su madre, después de su tregua pactada le mostro el baño y empezaron a llevarse mejor y empezaron un amistad..... bueno si se puede llamar así ya que siempre están discutiendo.

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Hooooola está es la primera historia que escribo de mi tan amada pareja favorita. Por favor denle una oportunidad. Comenten si quieren más capítulos.

Matta ne


Quiero ser más que amigos (Rin x Izumo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora