Epílogo

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Fruncio el ceño molesto con sí mismo, Izumo no se enojaria ¿O si?, se rasco la nuca exasperado.

— Lo siento, enserio que ya no hay — Dijo una señorita un tanto nerviosa.

— ¿No podría buscar en sus depósitos?

— No hay nada, hoy fue nuestro último día en este local.

— ¡Pero no puede ser, es el único que está abierto! — Grito exageradamente y golpeando la barra, haciendo dar un brinco susto a la muchacha.

— Lo siento, enserio — Dijo muy asustada, al borde de las lágrimas ¿Dónde estaba su guapo jefe cuando lo necesitaba?

El peliazul salió de la tienda asotando la puerta mientras refunfuñaba cosas inentendibles ¿Cómo es que no había yogurt de fresa a las dos de la mañana? ¿Dónde estaban esas tiendas de 24/7 cuando se le necesitaba?

Suspiro derrotado, sólo le esperaba recibir un gran regaño y unos cuantos golpes, sudo frío, tal vez no serían unos cuantos. ¿Dónde más iría? Aunque.....

Corrió a su auto y se dirigió al único lugar donde esperaba que hubiera yogurt.

Afortunadamente como era de madrugada, la vigilancia estaba un poco flexible así que pudo aumentar la velocidad y pasar algunos altos, por no decir todos, llegó a una casa de tres pisos y tocó el timbre un poco desesperado.

— ¡YUKIO! — Gritaba una y otra vez, sin importarle que talvez podría levantar a los vecinos de su hermano.

— ¿Ni-san? — Preguntó confundido el peligro después de abrir la puerta, arreglandose los lentes — ¿Porque estas......?

Y antes de que formulara la pregunta su hermano había corrido al refrigerador a buscar quién sabe qué.

— Gracias — Grito el muchacho para subir a su auto como un huracán llevando algo que no alcanzó a ver. Yukio aún confundido y con una gotita cayendo sobre frente decidió volver a su recámara y dormir junto a su esposa.

Conducía lo más rápido posible, se había pasado un montón de altos y había obviado los semáforos, nuevamente, lo único que ahora le importaba era su esposa.

Pues sí, se había casado con Izumo después de tres años de noviazgo y otros tres después habían concebido a primer hijo, en total había pasado seis años desde que se graduaron y desde su vergonzosa confesión.

— ¡Llegue! — Grito dando bocanadas de aire después de abrir la puerta de su casa de dos pisos.

Busco con la mirada en la sala, donde había dejado a su esposa y se encontró con que estaba dormida en unos de los sillones, se acercó y vio una nota.

"Tardaste mucho, idiota, tu hijo o hija se cansó de esperar"

Negó con la cabeza un tanto divertido, la cargo a modo nupcial y la llevó a su recámara donde la acostó, para luego seguir él y la abrazo para por fin conciliar el sueño......

— Rin — Llamo — Rin — Volvió a llamar, ya tenía una venita en la frente — ¡RIN! — Grito exasperada, lo estaba llamando por más de 5 minutos.

— Si, si ¿Izu-chan está bien? — Se levantó exaltado extendiendo los brazos como si estuviera buscando algo.

— ¿Izu-chan?

— ¡Izumo! — Expresó al verla parada y con los brazos cruzados ¿Ahora que había echo?, estas últimas semanas había sido un tanto complicadas para él, pues su esposa estaba sensible emocionalmente y tenía antojos que le hacía dar la vuelta al mundo ¿Por qué con su primer hijo no pasó todo eso? ¿Tal vez porque, el que tendrían se parecería a él? Porque Shiro, su primer hijo, a su corta edad era muy maduro y reservado, tal como su madre, de cierta manera.

Quiero ser más que amigos (Rin x Izumo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora