2. Por favor...

962 91 12
                                    

Lady Tsunade tuvo el gesto de pasar a verlo esa misma tarde en que despertó, justo luego de que Hanabi y Hinata tuvieran que despedirse para volver a su hogar.

-Me alegra que hayas despertado.- Le sonrió especialmente simpática. Según su propia experiencia esa mujer era más fría, pero se sintió bien aquella preocupación por él. -Lo único que me sorprende es que estés aquí solo...- Se llevó un dedo a los labios en un gesto que no supo reconocer.

Neji solo se encogió de hombros mientras se incorporaba dificultoso en aquella cama de blancas sábanas. -Mis primas han venido a verme hace un momento, pero tuvieron que volver para hacer sus quehaceres, y Lee me pasó a avisar que cuando terminara de leerle un libro a Gay, que según me dijeron aún sigue en reposo, vendría a verme.- Por alguna razón evitó hablar de Tenten. Su comportamiento no le había parecido normal, pero quería hablar con ella personalmente.

-Creí que ella estaría aquí, después de todo fue la que me hizo la vida imposible con preguntas durante estos últimos días.- Sus ojos se entrecerraron como indicándole que ambos sabían bien de quién hablaba.

-Ella necesita descansar entonces...- Se excusó sintiendo que lo acusaban de algo que ni él podía saber qué era.

-En fin, Neji, tan solo debes cuidarte...- La mujer se incorporó y sonó los huesos de sus manos soltando un sonido de satisfacción de sus labios. -Si mañana dejas de sentirte mareado al ponerte de pie, puedes volver a tu hogar. Fuiste sanado casi por completo por la chica Uzumaki... Ni siquiera puedo decir que yo haya hecho algo por ti.- Comenzó a caminar hacia la puerta de salida de la habitación. Aún había muchos pacientes a quienes visitar, entre ellos, a un tonto niñato héroe de la guerra. De pronto una sonrisa tierna se pintó en su rostro. -Una cosa más. Ahora que no soy más tu Hokage me tomaré el atrevimiento de decirte una cosa...-

-¿Uhm?- Dirigió sus blancos ojos hacia la rubia con algo de intriga.

-Deja ya de vivir por otros y empieza a seguir tu propio camino. Cuídate.-

De un momento a otro despareció tras la puerta dejándolo con una sensación de amargura en la boca. Dejar de vivir por otros... En su mente apareció por fin el instante previo a su desfallecimiento y todo cobró sentido.

Recordó una gran lluvia de objetos filosos, enormes. Parecían ser de piedra. Vio casi en cámara lenta el momento en el que los ojos de Hinata, que se hallaba a pocos metros suyo, se abrían de forma descomunal y se centraban en quién fuese su gran amor. Quiso por un momento sujetar su mano cuando sus pies comenzaron a correr a toda velocidad en dirección del rubio, pero incluso cuando estuvo a punto de lograrlo, a sabiendas de lo que ella quería hacer, recordó cada vez que la muchacha habló de Naruto en su presencia, el brillo en sus ojos, el amor intenso que sentía.

Empatizó sin poder evitarlo. Salvarla y dejarlo morir sería condenarla, y no podía dejarla morir de esa manera. La amaba demasiado, era una de sus personas más cercanas más allá de todo el pasado. Entonces no lo dudó.  Se interpuso en el camino, salió herido.

Entonces, luego de pronunciar algunas últimas palabras que ya no recordaba, cerró los ojos y se arrepintió.  No es que no quisiera dar la vida por su prima, ni por el mismo Naruto, a quién apreciaba demasiado. Sino que se dio cuenta por primera vez en su vida, que por más que siempre se viera como un sujeto distante, allí estaba él, ignorándose a sí mismo, a sus propios deseos, por los de alguien más.

¿Y qué deseaba realmente en vez de morir por un amor ajeno? La vida le había dado una nueva oportunidad.

Si no hubiese estado llorando durante una hora, habría comido cada una de esas delicias que Sakura preparó para ella.

No se podría decir que fueran grandes amigas ni nada por el estilo, pero desde la internación de Gay y la obsesión de Lee por permanecer a su lado veinticuatro siete, más la internación de Neji, se vio obligada a socializar un poco por fuera de su equipo de siempre.

La reconstrucción de la aldea le llevó a compartir muchas actividades con diferentes shinobis de Konoha y Suna, y eso llevó en vínculos nuevos. La pelirrosada era uno de ellos.

-Yo creo que estás loca...- Los labios de la chica se fruncieron hacia un costado. Sentía un poco de lástima por aquellas historias de conspiración que la castaña se armaba simplemente por estar loca de amor.

-Claro que no... Sé que son primos, pero eso no significa nada. Tú sabes cómo son los clanes importantes. Tienen hijos entre familiares para conservar la sangre pura. Ha de ser moneda corriente. -

-Que haya arriesgado su vida por salvarla no quiere decir que la ame ni mucho menos... Son familia, entiende...-

-Casi muere... Nunca se detuvo a pensar en...-

-¿En qué, Tenten?-

-En nosotros dos...- Su voz salió casi en un hilo.

-No hay un ustedes dos...- La miró fijamente con sus grandes ojos verdes. No quería ser cruel, pero sabía que su amiga necesitaba un golpe de realidad o la caída dolería muchísimo... Eso aprendió esperando por Sasuke, que cuando volvió a la aldea, no tardó en volver a marcharse.

-Ni lo habrá...- Limpió por fin sus lágrimas con los puntos de su camiseta.

Sakura podía entender todo aquello por lo que pasaba la chica, más no sería tan necia como para inflarle falsas expectativas.

Los atardeceres en Konoha eran más hermosos vistos desde el monte de los Hokages, puesto que se podía distinguir cada lugar de la aldea que era bañado por aquella luz anaranjada. Sus manos se removían indecisa. Su plan podría fallar, podía llegar a arrepentirse, mas en ese momento tan solo quería estar lejos.

Sus ojos se posaron en aquel campo de entrenamiento donde vivió gran parte de su adolescencia, donde vivió aquellas amistades tan hermosas y descubrió aquello a lo que su sensei llamaba la llama de la juventud.

También fue allí donde surgió aquello que ahora le quemaba en el pecho. Allí se besaron antes de que empezara la guerra. Se besaron y guardaron un silencio intranquilo.

Si el aire pudiera cortarse con un cuchillo, allí sería.

Tenten lo atacaba una y otra vez hace más de una hora. De ser un día común, la castaña hace rato habría empezado a suplicar un descanso para comer, pero no se detenía. Neji le advirtió por tercera vez que su chakra ya se estaba debilitando por el sobreesfuerzo, y ella hacía oídos sordos de nuevo. Un kunai salió volando cuando el Hyuga se defendió, y en su trayectoria hirió la mejilla de la kunoichi.

Se detuvo en seco, un shuriken cayó de su mano. Sin poder mediar palabra ni nada rompió en llanto como nunca lo había hecho. El dolor se sentía pero no era nada de otro mundo comparado con otros que sintió. Pero aún así, desató en ella un estado de sensibilidad intenso.

Neji se sorprendió por lo que sus ojos veían. No sabía cómo calmarla y entonces la abrazó con fuerza. La respiración se ambos se hizo más pesada debido a la cercanía. Nunca antes habían estado en una situación similar ya que respetaban mucho el espacio ajeno, pero por alguna razón no se soltaron hasta que del llanto solo quedaron hipidos leves.

-Tenten...- Él intentó romper ese silencio pero pronto lo interrumpió ella.

-Es la guerra... Me da miedo.-los ojos lavanda del muchacho se abrieron un poco y entonces la alejó, comprendiendo un poco mejor lo que sucedía.

-Vivirás...- Intentó consolarla con su escasa capacidad para eso.

-No quiero vivir esto... Tengo miedo de perderte.- De nuevo el silencio que parecía eterno, hasta que subió sus ojos hasta los del hombre que tenía en frente. Pudo perderse en ellos durante un rato. Estaba confesando todo lo que sentía sin usar una sola palabra, y él pudo notarlo inmediatamente, no era ningún tonto. Entonces solo se le pasó una cosa por la cabeza. Se inclinó hacia adelante, bajando un poco su rostro para encontrarse con los ojos más chocolatozos y bellos que conoció completamente cristalizados por la tristeza. Y lo hizo, sin pensarlo mucho. Un beso que vino tan rápido como se fue. Labios suaves en una caricia correspondida con sorpresa, y una tímida lengua que acarició la boca ajena.

-Por favor no llores más.-

Itinerantes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora