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Nunca pensé volver a verte, habías teñido tu cabello de rojo, un color hermoso pero el cual empezaba a traerme pesadillas, pesadillas de las cuales no podía huir, pesadillas llamadas pétalos. 

- ¿Por qué te fuiste?- tu tono de voz lucia enfadado, parecía que ibas a empezar a gritar y a golpearme en cualquier momento, pero eso fue lo que menos me importó- Me tenías preocupado. 

Esas tres palabras lograron cristalizar mis ojos mientras sonreía sin quitarme el cubrebocas, no podía enseñarte los pequeños cortes que las púas habían creado alrededor de mi labio, mucho menos el pequeño rastro de sangre que se escondía tras el accesorio de color negro. 

- Es lo mejor, y también es mejor que te vayas, no creo que sea correcto verte, mucho menos ahora.- me costó decir tales palabras, te quería a mi lado, acariciando mi rostro y besando mis labios, todo para acabar con el dolor que me mataba cada día.

- ¿Hice algo mal? ¿Acaso no somos amigos? Puedes contar conmigo. 

- No es eso Mark.- quité la pequeña lágrima que había logrado huir de mi ojo izquierdo- Pero no puedo seguir siendo tu amiga, muy pronto me iré y no quiero dañarte. 

- Nunca me harás daño, eso es imposible.- una pequeña y tierna sonrisa no tardo en adornar tu rostro. 

- Lo haré, pero no nos dañaremos de la misma manera, la manera en la que tú me dañas siempre será peor. 

- ¿Cómo te daño? ¿Qué estupidez estás diciendo?

- ¡No es una estupidez!- grité enfadada mientras sentía como unas tremendas ganas de vomitar se apoderaban de mi garganta- Vete, por favor.- y fue ahí cuando lloré, lloré como nunca, sin saber que hacer para echarte de mi casa, sin saber como mover tu cuerpo de la entrada. 

En ese momento, mientras sentía como mis mejillas se iban mojando por culpa de las lágrimas sentí tus brazo rodear mi cintura y como atraías mi cuerpo hacía el tuyo. 

Intenté apartarme, usé la poca fuerza que me quedaba poniendo mis manos sobre tu pecho y volví a intentar separarme de ti, igualmente no funcionó. 

- Me haces daño Mark, apártate, por f...- no logré acabar la frase, solo quité el cubrebocas de mi rostro y empecé a vomitar esos malditos pétalos rodeados de afiladas espinas, espinas que estaban estaban acabando con mi garganta, incluso con mis pulmones. 

Mark agarra mi pelo mientras deja pequeñas caricias sobre mi espalda, todo iba a peor, la cantidad, la sangre, el dolor, no podría soportarlo por más tiempo.

Hanahaki Disease ( Mark Tuan )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora