Capítulo 5: Migajas

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Exactamente. No había otra forma de cuestionarlo.

¿Qué mierda es lo que había hecho?

No sólo había arrastrado a Park, conociéndolo de nada, a su habitación, sino que lo había toqueteado con una fascinación enfermiza, se había largado a llorar como un mocoso y, lo peor... lo había besado.

Decir que se había dejado llevar era poco.

Le sorprendía que el chiquillo no lo haya empujado lejos antes.

Se sentía repulsivo.

Había sido rechazado.

Park lo había arrojado lejos y él no pudo contener su propia ira, ni cuando lo echó de la habitación, ni durante toda la noche, ni en ese momento en que caminaba hacia la escuela y, a pesar de no haber pegado pestaña y las horribles ojeras bajo sus ojos, sentía que la energía, así como la rabia hacia sí mismo, se le escapaban por cada poro.

Rabia, ira, repulsión... eso es lo que sentía.

¿Cómo fue que dejó que todo aquello ocurriera? ¿Cómo sería capaz de mirar a Park a la cara ahora? ¿Iría a contarlo por ahí... al resto del equipo... al resto de la escuela?

Apretó las palmas en puños, sus uñas enterrándose en su piel.



***



Decir que había sido un día infernal era decir lo menos, casi un eufemismo y así había sido por toda la última semana.

Su brazo seguía doliendo una putada y no había visto a Park desde esa tarde. El chiquillo no había vuelto a aparecer durante las horas de práctica, nadie le había dicho nada y como el cobarde que había estado demostrando ser, no tuvo las pelotas para preguntar a la entrenadora qué ocurría. Preocupado como estaba porque Park reprobara E.F, sentía un alivio vergonzoso por no haber tenido que enfrentar las consecuencias de sus actos.

El problema es que seguía sintiéndose terrible. Seguía sintiendo ese peso en el estómago. Seguía sintiendo vergüenza y culpa tanto como extrañaba los ojos bonitos de Park. Eso estaba mal. Terriblemente mal. Él estaba mal. Estaba enfermo.

Hundió la cara en las almohadas, apretando los puños en la soledad de su habitación, Park seguro se había retirado del equipo por su culpa, porque le asqueaba, estaba seguro. En esa semana pudo darse cuenta de que, en realidad, parte de sus temores habían sido infundados. Nadie parecía saber nada de lo ocurrido, pero no por eso su ira, su cansancio y su repulsión habían remitido. Al igual que sus sentimientos.

Debería estar agradecido de no volver a verlo. Esto haría las cosas mucho más fáciles; menos incómodas... quizás con el tiempo, esa presión abrumadora en su pecho dejaría de estar allí.

Quizás algún día dejaría de estar enamorado.

Esperaba que sí.

Ding – Dong

Alzó la cabeza con el ceño fruncido al sonido del timbre en la puerta principal. Sin ser temprano, no era aún lo suficientemente tarde para que su tía volviera a casa y ella tenía llave, de todas formas. Bajó las escaleras aún pensando quién sería. No esperaba a nadie, así que definitivamente nada lo preparó para ver a Park de pie en su puerta con un ramo de rosas, su linda sonrisa nerviosa y el uniforme de la escuela aún puesto a pesar de la hora.

LOVE GAME [CHANBAEK - BAEKYEOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora