Capítulo 4: Lo que quieras

116 27 12
                                    

"Demasiado bueno para este mundo", solía decir su madre con un deje de ternura y algo de preocupación, para qué mentir. Su hermana mayor, en cambio, se decantaba más por un "ChanYeol, eres idiota". KyungSoo era de la misma opinión que su hermana.

Él no lo creía así. Él sólo se comportaba como estaba acostumbrado a hacer, como creía era lo correcto; lo normal. No creía ser particularmente bueno, como todos a su alrededor solían repetir, simplemente vivía apegado a la idea de que si puedes hacer algo, ¿por qué no hacerlo? Y, si vas a hacerlo ¡Hazlo lo mejor posible! En su mayoría, esa era la razón por la que siempre ayudaba en los distintos clubes, aunque no perteneciera a ninguno de ellos; la razón por la que aceptó ser el reemplazo del presidente y delegado de su clase en situaciones de emergencia cuando justamente ambos enfermaron; la razón por la que ayudó a KyungSoo cuando este se quedó repentinamente sin secretario; la razón por la que cooperaba también en cada velada artística o acto si se lo pedían los profesores; la razón por la que planificó la ruta de ayuda y gestionó las donaciones en la beneficencia para los más necesitados cuando le preguntaron por ello; la razón por la que siempre se quedaba más tarde en la escuela dando tutorías cuando alguien se lo pedía.

ChanYeol no sabe decir no.

Siempre que tuviese el tiempo para ello y lo solicitado estuviese dentro de su rango de acción, ChanYeol jamás diría que no, todo lo contrario, soltaría un refrescante "Por supuesto" junto a su sonrisa más brillante; él siempre daría lo mejor de sí en todo. Naturalmente, en los deportes esa política no aplicaba porque escapaba notoriamente de su rango de acción, pero, fuera de ese minúsculo detalle que estaba lejos de su control, ChanYeol jamás había tenido problemas con su forma de hacer.

Hasta ahora.

Ahora, empotrado contra la puerta de la habitación del capitán Byun, se cuestionaba por primera vez en su corta vida su inexistente habilidad para decir no.

-¿Capitán...?

Su propia voz era apenas un murmullo tembloroso. Su corazón palpitaba demasiado rápido, demasiado fuerte ¿Cómo es que el capitán no lo oía? Este sólo lo observaba con esos ojos pequeños y caídos en las orillas exteriores, un rasgo dulce que a él solía hacerle pensar en pequeños cachorritos adorables y enfurruñados pero que, ahora, no hacía nada por suavizar la intensidad de su aterradora mirada fija.

- Dijiste que harías lo que pidiera. Que sólo tendría que decirlo.

Dio un respingo.

Sí, lo había dicho, y cuando el capitán lo había detenido súbitamente en medio de su bochornosa huida, él sintió la alegría estallar en su pecho y se había girado con una sonrisa el doble de grande de lo normal. "No sonrías así, idiota. Das escalofríos. Se te cierra un ojo", repetía constantemente su hermana y KyungSoo la secundaba, pero en ese momento lo que menos le importaba era ese tic extraño, porque todo cuanto podía pensar es que el capitán por fin estaba confiando en él. "Sé que se ve algo rudo y quizás te asuste, pero créeme, no le haría daño ni a una mosca. Sólo espera y verás", había dicho Kim JongIn, del equipo de rugbi, refiriéndose al capitán cuando lo ayudó a ponerse en pie luego de que este saliera del campo tras chocar y caer. Él realmente le creyó pero... ahora se lo estaba cuestionando.

Cuando el capitán simplemente lo tomó de la muñeca, evitando usar su brazo izquierdo, y lo jaló por la casa hacia las escaleras, directo por el pasillo superior y lo empujó dentro de su cuarto, cerrando tras de sí para luego cogerlo del frente del uniforme y obligarlo a ponerse contra la puerta cerrada... comenzó a cuestionarse lo dicho por Kim JongIn, así como su propia seguidilla de acciones posteriores y su incapacidad para decir no.

LOVE GAME [CHANBAEK - BAEKYEOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora