Primavera e invierno.

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Aveces ni yo mismo me comprendo, tantos pensamientos que acaban en ninguno, a veces un barco sin rumbo, otras con un destino pausado, en ocasiones seguro y avasallante en otras, acobardado tiritando por el temor de lo desconocido, miro mi reflejo y en el encuentro, miro un atractivo pero a su vez algo vomitivo.


La primavera en mi corazón y el invierno en mi mente, si no lo tuviese a él, estaría perdido. Pues es él único que centra mi mirada en algún objetivo, pero fuera de eso no me encuentro, este lugar es tan familiar pero a el no pertenezco, tantos años y nunca me he sentido en un hogar, quizás en algún momento encuentre mi lugar en el mundo.

Quizás ya lo he encontrado, en sus brazos y su amor.

Quisiera poder confiar en todos, pero algo así sería patético quizás, ya que si algo me ha enseñado estas marcas de la vida, es que los traidores estan a la vuelta de la esquina y aveces justo al frente de ti.


Aún así, desearía recobrar la inocencia y el desconocimiento del mal engendrado en esta sociedad desigual. Incongruencias mentales, pero, qué es la vida más que un instante lleno de cosas efímeras? sin embargo abogó por hacer que mi estadía aquí haya válido la pena aún existiendo. Hay ocasiones en las que quisiera tirar todo por la borda, no pensar más nada y dar un escape permanente a situaciones transitorias.

Pero aquí estoy con él, Joder, no quiero perderlo. No por estos malos pensamientos.

Soy inseguro, pero esta inseguridad me ha llevado a darme cuenta que en él sí puedo confiar.

Cada día te necesito más a mi lado, no te quiero muy cerca, pero tampoco tan lejos, estamos en un medio, y me siento perdido.


Ya te lo he dicho, verte al menos por una foto, me hace perderme, tus labios, tus ojos, sí, tus ojos color avellana son geniales y no dejo de verlos, ¿puedo besar tus labios o, también me haré adicto a ellos?


Los escritos de un desalmado de la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora