Ahogado.

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Y un día simplemente tienes que aceptarlo;


Estás tan acostumbrado a que te destrozen que te cuesta imaginar que exista una vida diferente a la que llevas.

A este punto parece siquiera que te gustase el sentir esa presión en tu pecho cada que te hacen algo desagradable, pero no expresas ese dolor, solo lo suprimes y finges que no ha pasado nada, finges que todo te da igual cuando todos sabemos que te derrumbaras al llegar a tu casa.


Pides disculpas a los demás sin razón aparente, cuando en realidad deberías pararte frente al espejo y pedirte perdón a tí mismo por todo el daño que dejas que te hagan.

No, no es tu culpa que los de tu alrededor sean una maldita basura a veces.


Pero, si no te escondes de la tormenta y tan solo te haces uno con ella.



¿Cómo esperas que el sol llegue?

Son cosas que me repito a veces, o mejor dicho, cada que me encuentro con mi reflejo

Los escritos de un desalmado de la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora