El inicio

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Capítulo 1

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Viktor abre los ojos cuando el sonido de su alarma se vuele un verdadero fastidio para sus oídos. Se sienta, apartando con pereza las molestas sabanas que rozan entre la tela de su pijama y piel, provocándole una irritante sensación.

El realmente odia dormir con ropa puesta. La tela le da comezón, el calor es molesto y la desagradable impresión de estar atrapado entre las telas y la colcha es una completa tortura. En definitiva, la prenda le hace desear levantarse de golpe, ir y quemar cada uno de esos molestos pijamas perfectamente doblados en su closet.

Pero, si tanto le desagrada ¿Por qué no simplemente dormía desnudo? No podía ¿Por qué? No debía, puesto que a su "querida" esposa le parecía indecente.

¿Por qué lo permitía? Pues, simple. Por la sana paz, porque su buena y educada madre le había inculcado hasta el cansancio que si quería mantener un matrimonió próspero y duradero debía de hacer feliz a su cónyuge «más bien verdugo»

Porque, una mujer plena aseguraba que su vida fuese igual de dichosa. Aunque, después de unos años siguiendo el mismo ejemplo de sus progenitores, podía comprender por qué su padre parecía siempre tan... desdichado.

Trato de sacudir esos pensamientos para lanzar las sabanas a un lado de una vez.

Lo siguiente que ocupo su campo de visión tras iniciar «otro maldito día de su patética vida» fue la figura semidesnuda de su "esposa" quien frente a un espejo de cuerpo completo se observaba a si misma con parsimonia.

Agradeció que se cubriera rápido. Siendo honestos no le apetecía para nada verla mucho más tiempo de lo necesario. Oh, no lo malentiendan, la mujer de largos rizos rubios tenía un cuerpo muy agraciado. Era delgada, alta y su figura entraba fácilmente entre los estándares de belleza de hoy en día.

Grandes pechos, caderas anchas, lindo rostro y, por último, un trasero «que si bien no se comparaba con el suyo» estaba bastante bien. Era inteligente y creía firmemente en las mismas costumbre, religión y opinión política que sus progenitores.

Era la mujer indicada para un Nikiforov.

Solo que... no era para nada su estilo.

Ella le observo de reojo unos segundos, termino de alistarse y salió de la habitación sin decir absolutamente nada.

Entre ambos no existía esa costumbre de desearse si quiera un buen día, eso se lo guardaban para cuando la presencia de los Nikiforov los acompañase.

Sin desvariar mucho más sobre la mujer observo la hora en su reloj de mesa, se levantó con prisas quitándose «finalmente» la exasperante camisa dejándola sobre la cama, para luego ir a por los pantalones.

-Libertad...- Susurró a la par que oía a lo lejos un auto encenderse.

Realizo su rutina de ejercicios mañanera tratando de organizar en su cabeza las clases que hoy tendría que dar en la universidad, era el primer día de un nuevo semestre por lo cual estaría viendo nuevas caras.

Sonrió dándose cuenta de ese pequeño detalle. Ver la cara de sus alumnos, quienes pensaban ingenuamente que por ser el primer día del semestre se quedarían sentados sin hacer absolutamente nada.

Adoraba ver sus rostros desfigurándose al darse cuenta de que, el primer día era el más duro de todos. La forma en que se encogían ante la cantidad de ejercicios plasmados en la pizarra y la dificultad de estos.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2019 ⏰

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