CAPÍTULO 4.

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¡Al fin, Dubái allá vamos! Me despertó Ángela con sus gritos de emoción, entró en la habitación dando saltos de alegría y con una canción que nos encanta a las dos a todo volumen, me levanté y terminé de hacer la maleta a todo correr (siempre dejo todo para último momento) bajé a la cocina y me despedí de mi madre y de nuestra gata Grace, en la calle hacía un día precioso el sol comenzaba a aparecer por el horizonte y el rocío de la mañana había mojado las flores que perfumaban el ambiente, papá nos llevó al instituto ese día porque las maletas nos pesaban muchísimo, nos despedimos de él y fuimos a nuestras aulas, allí nos organizarían por grupos y revisarían que no faltase nadie antes de ir hacia el aeropuerto. Lisa se me acercó, se la veía emocionada pero tenía los ojos cansados como si no hubiese dormido la noche anterior debido a los nervios
.-Hola Lisa ¿qué tal? ¿Emocionada?-
+-pues si mucho la verdad, aunque también estoy un poco asustada-. Lisa tiene miedo a las alturas desde que éramos pequeñas un día jugando al escondite en el colegio subió a un árbol muy alto y se cayó desde arriba, desde ese día Lisa odia todo lo que tenga mucha altura y ahora tenía que coger un avión, en ese momento llegó Ana y la tranquilizó diciéndola que es más probable morir atrapada en un ascensor que en la caída de un avión a 3000 pies de altura, esto último no relajo en absoluto a Lisa que perdió todo el color de la cara. Cuando llegó Mamen, nuestra profesora organizó su enorme maleta y su bolso, pasó lista para comprobar que estuviésemos todos y nos explicó cómo iríamos hasta Dubái, sobre qué hora llegaríamos y que no debíamos separarnos en el aeropuerto para que nadie se quedase atrás, de pronto un hombre trajeado irrumpió en la sala y le pidió a la profesora hablar un momento a solas, cuando Mamen regreso volvía decaída ¿Qué le habría dicho aquel hombre para que la mujer más alegre del mundo perdiese su característica sonrisa?
Nos subimos al autobús y nos preparamos para el viaje yo me puse música y mire por la ventana durante todo el camino al aeropuerto. Cuando llegamos ya era bien entrada la noche, gigantes de hierro sobrevolaban nuestras cabezas mientras nos volvían a contar, dimos nuestros pasaportes y nos hicieron un registro antes de subir al avión, cuando ya estábamos listos para entrar a nuestro vuelo los profesores nos reunieron a todos los cursos, nos comunicaron que debido a un ajuste de presupuesto por parte del gobierno ellos no nos acompañarían en el viaje pero que el personal de vuelo y los señores del gobierno estarían con nosotros en todo momento, nos despedímos de nuestros profesores, cuando me acerque a Mamen me cogió de la mano y me llevo a un lugar más apartado allí me dijo que cuidase de todos y que no me fiáse de aquellos hombres en ningún momento, cuando estábamos ya preparados en la puerta de embarque tuve una sensación extraña aunque se lo atribuí a los nervios, si alguien me hubiese dicho que le tenía que haber hecho caso a mí intuición no estaríamos aquí atrapados...

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