CAPÍTULO 6.

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Entré dentro del enorme vestidor, estaba lleno de ropa vestidos, faldas, chándals, camisetas, tacones, zapatillas, incluso unas pantuflas de unicornios que teníamos Ángela y yo a juego cuando éramos pequeñas. Elegí una falda de cuero negra, un top blanco con escote, el colgante con el zafiro que me había regalado la abuela y unas sandalias. Empecé a prepararme, quedaban poco más de veinte minutos para las siete y no sabía muy bien a dónde me llevaría Sofía. Terminé de maquillarme, me arreglé el pelo y fui a la puerta de entrada del hotel, como siempre Sofía llegaba tarde la verdad es que la puntualidad nunca fue su punto fuerte así que me senté a esperarla. Cuando ya llevaba un rato esperando una sensación extraña me invadió, sentía como si alguien me observara, alcé la vista y vi a un hombre de unos 30 años un poco pelirrojo con la barba descuidada, una gabardina que le cubría hasta los zapatos y sus ojos clavados fijamente en mí, cuando se dió cuenta de que le había visto se escondió rápidamente detrás de una de las columnas de mármol, me levanté y empecé a caminar hacia el escondite del misterioso hombre cuando Sofía me cortó el paso.
S

ofía: ¡tachaaan!... Bueno ¿Qué opinas?.
La verdad es que me asusté con la enérgica llegada de Sofía.
- e...ee..estas muy guapa Sofi-. Conseguí decir al fin, Sofía se había puesto un pantalón azul ceñido y una camiseta con la espalda abierta, se la veía muy feliz, sus ojos brillaban más de lo normal y los míos intentaban ver a aquel hombre que se había escabullido entre la multitud.
Por la escalinata de la entrada aparecieron dos personas que me resultaban familiares Elena y Hayden, eran hermanos y mis vecinos de toda la vida, habíamos vivido mil aventuras juntos y les tengo mucho cariño.
Pedimos un taxi y fuimos a un sitio llamado "Buhayra Lounge", no se parecía en nada a mi querido Bonkogos, allí había una enorme piscina en el centro y a su alrededor muchas palmeras, luces de ambiente, sillones naranjas y muchas personas, entre la multitud pude ver a 5 chicas conocidas, Lisa, Valeria, Ana, Blanca y Lily ya estaban allí acompañadas por unos chicos altos y de pelo oscuro, Hayden se unió a ellos y se fueron a otro lugar.
La fiesta era genial había espectáculos cada hora, música y era un lugar muy acogedor, las horas pasaron como si fueran minutos y la noche se hizo muy corta, fui a la barra a por unas bebidas para todas (en especial para Lisa que se había pasado la noche bailando sin parar con todas las personas que estaban en la pista). En la barra conocí a un chico llamado Keanu, era alto con los ojos oscuros, el rostro definido y unas grandes manos, esto último lo supe cuando a unos de los camareros se le precipitó una bandeja hacia el suelo, y con unos impresionantes reflejos Keanu se giró y la cogió al vuelo. Keanu y yo hablamos durante un largo rato, fue tanto que mis amigas vinieron preocupadas a comprobar que estaba bien, Keanu se alojaba cerca de nuestro hotel y como el sol ya estaba por salir y teníamos que haber vuelto al hotel muchas horas atrás, decidimos vernos otro día y salir a dar una vuelta por la capital.
Cuando volvimos entramos al hotel muy sigilosamente, eran las cinco y media de la mañana y estábamos muy cansadas, nos despedimos y nos dirigimos a nuestras habitaciones, cuando abrí la puerta encontré un pijama sobre la cama y una luz suave que transmitía tranquilidad primero fui al baño me lavé los dientes y me desmaquille casi sin poder abrir los ojos del cansancio, luego fui hacia la cama y empezé a quitarme la ropa para ponerme el pijama, cuando me estaba poniendo la camiseta me pareció oír una respiración, me giré lentamente esperando que no hubiese nadie más en esa habitación, bueno ahora que lo pienso sí no hubiese habido nadie seguramente no hubiera podido dormir en toda la noche, o lo que quedaba de ella. Detrás de mí en uno de los sillones de la habitación se encontraba Rachel con el móvil en una mano y un libro en la otra, la desperté suavemente para que no se asustara, ella me dijo que se había quedado esperando a que volviera y que como no quería meterme en problemas no había avisado de mi desaparición, como las dos estábamos muy cansadas decidimos irnos a dormir, ella me deseo buenas noches y se marchó a su habitación y yo me metí en la cama al fin, repase un poco el día mentalmente y me di cuenta de lo genial que estaba siendo este viaje y de lo que nos faltaba por vivir, lástima que esa sería mi última noche en libertad

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