Un inglés llamado Paul

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Desde hace ya varios días nos dieron la noticia de que nos separarían, las mujeres, los ancianos, los hombres y los niños; me preocupé por Anastasia ya que se quedaría sola y estando embarazada podría sufrir algo grave.

Ella me consideraba su hermano mayor y más que ello su protector. Me halago tal sobrenombre, ella era una gran mujer.

- John, por favor, cuídate, yo estaré bien.- Me dijo.

- No dejes que te hagan daño, Ana.- Le pedí.

Nos abrazamos y el misterioso soldado de los ojos extraños entró por primera vez a la celda. Esta vez veía más que esas avellanas hazel, era alto, delgado, de buen cuerpo, de cabellos cortos y con peinado parecido al mío. Era guapo. Se presentó como Paul McCartney.

- Soy alemán, nací el 18 de junio de 1924 y soy uno de los líderes del ejército de la Alemania Nazi, como sabrán estoy a cargo de ustedes y se van a separar. No quiero llanto alguno ó serán eliminados ¿esta claro? De todos modos, disfruto matar judíos.

¿Qué clase de moustro era este ser? ¿Cómo podía decir que disfrutaba matar a gente como nosotros?.

Sospechaba mentira en sus palabras, él dijo que era alemán pero su aspecto, su acento y facciones eran inglesas.

Primero tomó a los niños y los empujó afuera. Los ancianos fueron segundos, las mujeres después y al último nosotros, los hombres.

Todos los varones caminaron, excepto yo, no quería morir a manos de Hitler, no quería mi cuerpo muerto en este campo de exterminio que mejor dicho era un campo mata judíos.

- ¿Y tú que esperas, maldito?.- Preguntó furioso dirigiéndose a mi al verme recargado sobre la pared sin indicios de caminar.

- Nada, disfrutando el día ¿y tú?.- Bufé.

- No la hagas de bufón.- Dijo acercándose a mi.- ¡Ahora camina, joder!.

- No, no tengo ganas.

El refunfuñó y me fulminó con la mirada. Me golpeó con un garrote y mi piel se volvió tonalidad roja.

- ¡Arghh basta!.- Exclame por el dolor.

Paul me tomó de la cintura, me pegó a él y se acercó a mi oído y me susurró.

- ¿Qué tan bueno eres guardando secretos?.- Preguntó inesperadamente.

- ¿De qué habla, señor?.-

- ¿Puedes guardarme un secreto?.

Asentí y se acercó más. Me sentía nervioso.

- En realidad soy inglés pero digo ser alemán para no morir...tienes suerte de ser guapo, no te haré nada.

- ¿No me hará nada, señor?.

El asintió.

- Bien, camina, no dejaré que te maten.

Este tipo me aterraba. Pero si me prometía que no sería asesinado por mi estaba bien

Hazel 1942 (McLennon) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora