"Ahora eres un Burnster" (1)

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Baniant, un planeta en el cual la especie superior y dominante vienen a ser los llamados Bertians, una especie evolucionada de los anteriores dueños de aquel planeta, Humanos que han alcanzado la cima de su propia evolución individualmente. Nos remontamos a unos cuantos años atrás de lo que es el presente, una época donde los Justicieros y Fakers a pesar de ser algo relativamente nuevos ya habían ganado bastante popularidad, tener aquellos rangos incluso cuando apenas habían emergido, era algo que te convertiría en un ídolo y símbolo de paz y prosperidad para quien te viera y a quien protegieras; los Justicieros eran más individuales e independientes de usar sus poderes en la labor o no, sin embargo los Fakers eran más grupos especiales similares a la "FBI" los cuales aparecían sólo cuando se les necesitaba.

Año 2211 Núremberg - Alemania, un 2 de enero a las 9:00 de la mañana, una mañana llena de niebla en todos los bosques tanto cómo en las ciudades, nos ubicamos en un pequeño pueblo rodeado por frondosos bosques, algunas casas que ni siquiera estaban anexadas a aquel poblado y se encontraban fuera de los bosques o dentro de los mismos, casas bastante rusticas y bastante llamativas para la época actual.

Entre el frío ambiente, nublado y nevado, caminaba un hombre de una estatura rondando entre el 1.80 y 1.84, una sonrisa despreocupada y un semblante contento, además de una cabellera y pequeña barba castañas sin opacidad alguna, brillante se podría decir, aquel Hombre caminaba acompañado de 3 niñas de entre unos 4 a 7 años cada una, caminando aquellos 4 Individuos con abrigos y botas grandes para cubrirse de aquel frío invernal de Alemania.

-Alice ¿Estás vigilando a tus hermanas?- Mencionó aquel hombre castaño padre de las 3 menores detrás de él, dirigiéndose a la mayor de las 3 hermanas, una pequeña de 7 años, la cual poseía una cabellera celeste bien peinada que cubría uno de sus ojos, y unos ojos del mismo color que su cabello.

-Sí, las dos entran en mi rango de visión.- Mencionó la pequeña de 7 años mientras observaba a sus otras dos hermanas, Charlotte, una niña de 4 de cabello tan castaño que aparentaba ser rubio, y unos ojos cafés en aquella mirada perdida que mostraba; Y Emilly, una niña de 5 años de cabellera tan blanca cómo su entorno,  al igual que unos ojos celestes y unos gestos faciales bastante animados en comparación a sus otras dos hermanas.

-Bien, ya estamos por llegar.- Agregó el mayor continuando con su paso lento por la nieve.

-Hoy es el día perfecto para practicar sus poderes.- Finalizó el mayor el cual antes de pasar a través de unos árboles hacia la parte más frondosa del bosque se arrodilló escondiéndose tras unos arbustos.

- ¿Pero qué vamos a hacer papi?- Mencionó la menor de las hijas con una expresión tan perdida y confundida cómo en todo momento.

-entrenarán sus poderes contra unos muele carne.- Agregó el mayor regulando bastante su tono de voz, al menos lo suficiente para que sus hijas lo escucharan.

Un Muele Carne es una criatura cuadripedas sin pelaje y con una piel algo arrugada y bastante pegajosa y babosa, además de una cabeza con forma de gusano, unos ojos en cada lado de la cabeza y 4 hileras de dientes, se dice que son descendientes de los lobos según estudios en ADN, pero las similitudes del pasado a la actualidad son notoriamente pocas. Aquellas criaturas viven en manadas de más de 200 unidades, pero normalmente se dividen en grupos de 10 hasta el anochecer, una vez se oculta el sol aquellas criaturas se reagrupan en sus "cuevas" para administrar su propia comida; cabe mencionar que la carne de sus cuerpos es toxica por la gran cantidad de fluidos que emiten incluso después de muertos.

-Niñas... ¿Cuantos de ellos ven?- Mencionó el mayor girando de reojo a ver a las 3 pequeñas, las cuales comenzaban a contar a aquellas espantosas criaturas.

-Hay 9 Muele Carne.- Mencionaron las 3, con tonos de voz distintos una de otra pero llegando al mismo resultado, a lo cual el Mayor reaccionó de una forma cuestionando la capacidad matemática de las 3.

Aunque El Destino No Sea MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora