Se encontraba impaciente, algo no le dejaba tranquilo, por más que intentara relajarse no podía, su intuición rara vez fallaba y esta ocasión no sería la excepción.
Sabía que su hija se encontraba de excursión y si algo hubiese sucedido ya se lo habrían notificado los profesores; con Yokozawa era distinto, él se encontraba en una reunión de negocios en otra ciudad, y era tal vez aquello lo que lo tenía tan preocupado, pues si alguno de los inversionistas se fijaba en su oso trataría de robárselo y Yokozawa era tan despistado que no se daba cuenta de cuando alguien se fijaba en él hasta que ya era demasiado tarde.
Tenía que salir, reunirse con el peliazul a como diera lugar, tomó sus llaves, se colocó la chaqueta y dejó claras instrucciones a Katou acerca del trabajo, se despidió de los empleados y salió de la oficina; subió al auto y lo encendió, avanzó solo un poco, ¡esto era ridículo!
Conocía la ciudad a la que fue Yokozawa pero no la ubicación del lugar del encuentro, aún así se apresuró a llegar a aquella ciudad, se dirigió a la plaza principal y estacionó el auto, no sabía si fue suerte o casualidad pero al bajar del auto y darse vuelta lo vió, a lo lejos, sentado en la mesa de un restaurante y a su parecer muy mal acompañado de aquel hombre, ¿quién era? No le importaba, ¿cuántos años tenía? Menos que él, eso seguro, era un niñato, ¿pretendía robar a su osito? ¡Él jamás lo permitiría! ¿Acaso ése hombre sería mejor que él? ¡Imposible! ¿Porqué sonreía Takafumi al estar con aquel sujeto? ¿Acaso le había gustado? ¡No, eso jamás! Él, Kirishima Zen le recordaría que él era suyo y de nadie más.
Caminó a paso decidido hacia el restaurante y con un aura oscura a su alrededor que hacía que los transeúntes lo esquivaran, al llegar a la entrada del restaurante alguien le detuvo impidiéndole el paso.
---disculpe, ¿tiene reservación?
---¿qué? No, no, sólo he venido a buscar a alguien... me iré de inmediato.
---lo siento mucho señor pero sin reservación no podemos dejarle pasar...
--- ya te he dicho que vine a recoger a alguien... Me tomará menos de un minuto, lo prometo--- sonrió, pero su sonrisa era falsa y sus ojos lo taladraban por completo, su expresión cambio de pronto a una más seria y entró sin contemplaciones al lugar, dejando al chico prácticamente petrificado.
Caminó hasta la mesa donde se encontraba Yokozawa y compañía con paso firme hasta quedar parado entre ambos
---¿interrumpo algo?
---¡¡...!! K-Kirishima... san--- Yokozawa estaba sorprendido, no pensaba encontrarse ahí con el castaño, el cual parecía molesto, aunque su expresión era sonriente, lo conocía perfectamente como para saber que no estaba para nada contento.
---¡oh! Vaya, ahora que lo menciona...
---no, n-nuestra reunión recién terminó, por lo que...
---¡perfecto entonces!--- no lo dejó terminar y volvió a sonreír--- vámonos, Takafumi...--- un sudor frío recorrió la espalda del menor, pero no se movió, seguía impresionado por lo acontecido y solo reaccionó cuando Kirishima lo tomó del brazo y jalándolo lo sacó de aquel restaurante dejando a aquel otro hombre solo en la mesa, dirigió a Yokozawa hasta su auto haciéndole entrar y cerrándole de un portazo para subir él también.
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El regreso era incómodo, ninguno dijo nada pero Kirishima aún parecía molesto y Yokozawa no podía soportar mas aquello.---¿quién era ese sujeto?
--- él venía con los inversionistas, cuando la reunión terminó me invitó a tomar un café, acepté porque no me dió tiempo a desayunar, eso es todo
