•§ Pergamino del Mar §•

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Zhen destrozó con su fuerza una estalactita que casi mata al humano siendo esa la aceptación de su trato.

Una vez afuera el caos los arropó sin contemplación, los niños gritando y cañones de pólvora sonando aturdiendo su audición aguda, todos corrían intentando resguardarse, los tejados negros de las casas blancas caían por los impactos de las municiones enemigas, Zhen recuperó su daga del mural cerrándose enseguida la cámara secreta, se dirigió a las habitaciones del palacio en busca de su joven esclavo.

¡Cuidado! advirtió Zhen deteniendo una bala de cañón con sus manos sin obtener el menor daño, salvando así al humano ¡Si me vas a seguir no seas un estorbo humano!

No tienes heridas, razonó el hombre sabiendo que solo un Xian poderoso es capaz de eso ¡Eres una Alfa!, ¡la siguiente líder del clan dragón! afirmó el esclavo rubio atónito.

Zhen ignoró sus palabras siguiendo su camino, pero al pasar frente a una de las habitaciones del pasillo vio a uno de esos monos robando la bóveda de Tian Hong, ¿cómo habían llegado hasta allí arriba? Hasta donde sabía ninguna criatura de Bórax podía volar. Zhen arremetió contra él salvando al corazón de fuego de sus garras, asesinándolo con la daga de las arenas.

De pronto como si fuese un espejismo, le pareció ver a Zhen una Mujer de cabello azules y ojos amarillos, aunque la imagen prontamente desapareció.

¡Ama Zhen! Zhen volteó ante su llamado, Dalai venía corriendo con su braga verde con morado suelta en uno de sus hombros.

Zhen corrió deteniendo otra munición que caería detrás del niño. ¿Qué debía hacer? Estaban bajo ataque, el corazón de fuego no estaba seguro allí, si la encontraban con la daga de las Arenas y la Raak Thand estaría muerta. Entonces solo una cosa se le pudo ocurrir.

Bajar a Bórax, allí nadie la buscaría la guerra se libraría en el cielo y ellos estarían a salvo para buscar la otra joya de la que habló el humano.

Pero también estaban esas cosas extrañas, esas chicas dijeron que la decepción llegaría a Muerte. Zhen apartó esas ideas de su cabeza, no era el momento de pensar en eso.

Vámonos exclamó caminando a paso firme. En busca del gran almacén de Tian Hong.


Bórax.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora