—¡¿Cómo se te ocurre hacer eso?! —reprochó Shaoran agitando las manos— ¡Tu gente entró en una guerra por esa reliquia!
—¡Pero piénsalo mejor! —objetó Zhen y le hizo un ademán para que baje la voz—, precisamente eso es lo que aumenta su valía, si lo vendemos en el mercado Gezi tendremos una buena recompensa para no esforzarnos el resto de nuestra vidas.
—¡Deja de ser tan malditamente egoísta y piensa en los demás por una vez en tu vida!
El grito colérico de Shaoran resonó en las orillas del lago que estaba sumido por la espesa nevada entre una neblina fría, Bórax era un lugar de clima cambiante que solo empeoraba su humor, Dalai había optado por guardar silencio mirando la discusión afligido. Zhen estaba conmocionada, sentía que era un desperdicio el no vender aquellas maravillas, aunque por otro lado un revoltoso remordimiento rasgaba en su interior.
—Mira, —Dudó en articular— sé que no está del todo bien, pero ¿a ti qué te preocupa?, deberías estar feliz de que gracias a esto al fin eres libre.
—Lo que me preocupa, Zhen —pronunció Shaoran con desdén—, es que si ésta es la lealtad que le debes a tu gente, no te importará vendernos a nosotros también.
Eso la sacó de todo pensamiento y de pronto todo lo sintió terriblemente incorrecto, porque no era así, ella no haría eso, pero ¿cómo estar segura? Había traicionado a su padre y a sus hermanos por una excusa barata.
Las gemas irradiaron una luz fluorescente que intervino tal discusión, viraron la mirada hasta las reliquias que en sus manos yacían:
Una vela de plata pálida y llama azul recubierta por un aura celeste, un cristal carmesí resplandeciendo del mismo color con destellos dorados cual corazón del fuego, una daga de hoja de bronce rebosante de luz amarilla, y un collar de perlas de ningún color y de todos a su vez irradiando un ébano más puro.
¿Qué tenían en común?, todas brillaban.
De pronto salieron volando de sus manos como atraídas por una fuerza superior, elevándose en el aire formado un cuadro perfecto que fue unido por chispas de electricidad originadas desde el centro de los objetos. Shaoran y yo nos vimos desconcertados ante tal acontecimiento.
Entonces, de las chispas salieron líneas que trazaron un mapa en los aires, reflejaba todo Bórax incluso mostrando nuestra ubicación.
—¿Qué es eso? —cuestionó Dalai señalándo varios puntos blancos en el mapa no muy lejanos a nosotros.
—No lo sé.
—Pero vamos a averiguarlo —reparó Zhen al murmullo de Shaoran.
Y así concluyó aquella discusión, con ese suceso tan repentino e increíble que casi pareció esperanzador... aunque solo significó el inicio de el final de esta historia.
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Bórax.
FantasyTian Hong fue fundada por el magestuoso clan del dragón, quiénes viven entre lujos en islas supendidas por los cielos. Con el reinado de Tian Hong está prohibido bajar a la peligrosa superficie, Bórax es un bosque letal lleno de misteriosas criatura...