Querida, Azul:
Amé el momento en el que te ví parada frente a mi puerta. Te veías tan linda con ese vestido amarillo con margaritas blancas. Por alguna razón las margaritas me recuerdan a ti, son tan delicadas en los pétalos pero tan fuerte es su tallo. Tus hermosos ojos verdes son las hojas que le faltaban a tu vestido para que seas la mejor pradera que he visto.
Llegaste a terminar el ensayo de literatura, lastimosamente, lo terminamos temprano y no pudimos disfrutar más tiempo juntos. El peor momento de mi vida fue cuando te ví salir de mi casa de la mano con otro chico. Algo me dice que no era tu hermano.
Con amor, Ellioth.
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Cartas a Azul
Teen FictionNo sabemos lo que la tinta y papel puede significar hasta que, la tinta y papel, se vuelve el centro de nuestra historia