Octubre 8, 2014

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Querida, Azul:

No se cómo te enteraste de lo que siento por ti, supongo que entregarte este cuaderno cuando muera sería inútil, pero quiero que te quedes con un recuerdo mío. No obstante, me pediste que fuera tu amigo y lamento decirte que yo no puedo ser tu amigo.

-¿Por qué no?- dijo Azul frunciendo el ceño.

- Pedirme que sea tu amigo es como pedirle al ciego que vea más que oscuridad, aunque por más que lo intente, no podrá.

Lo siento,Azul, pero no puedo ser tu amigo si cada día que pasa me hago el mismo interrogante: ¿Amarte es caso perdido?

En la clase de filosofía, estudiamos a Socrátes, ya sabes lo de la ironía socrática: «Solo que nada sé». Pues yo solo sé que te amo, Azul, y eso es, básicamente, no saber nada.

Perdón que te diga esto a mi corta edad de trece años, pero yo,más que nadie, sé que la vida se te puede ir en un instante, y nos consta a Soraine y a mí.

Con amor, Ellioth.

Cartas a AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora